Poco a poco comienza a flexibilizarse el aislamiento social, preventivo y obligatorio y muchos ya contamos los días para volver a encontrarnos con nuestros seres queridos. Familiares, amigos, parejas, toda una lista para volver a ver, siempre con precaución.

Pero durante este tiempo el diálogo no se cortó: videollamadas, mensajes, llamadas telefónicas. El contacto virtual fue la opción que teníamos y la supimos aprovechar. Pero nosotros, los varones, ¿les hicimos entender a esas personas que las extrañábamos?

La masculinidad que formamos desde pequeños nos corta de raíz la libertad de expresar nuestras emociones. En muchos casos, mostrar cariño, dolor o vergüenza, entre otras cosas, es sinónimo de debilidad o de "femenino"; y eso, indica erróneamente la norma, es "de poco hombre". 

En este tiempo de no ver a nuestros amigos, amigas y familiares seguro que los extrañamos. Pero, ¿cuántas veces se los dijimos en algún momento de la charla o al final de la convesación? Pocas, seguro.

Y es que hay como un freno, una sensación de traba, que no nos deja decirle, sobretodo a otro amigo varón, que los extrañamos. Mucho menos que lo queremos. Es más, en muchos casos, para sentirnos más cómodos, apelamos a una tercera persona: "se te quiere".

El aislamiento está llegando a su fin y el distanciamiento, que será la nueva normalidad, ya se siente cerca. Aprovechemos, ya sea ahora o en esos momentos, para expresar eso que sentimos durante este tiempo.

Capaz hasta nos llevamos una sorpresa y vemos que ese amigo que siempre se mostró duro también nos dice que nos extrañó. Y cuando se pueda, llegarán los abrazos.