Reuniones improvisadas en las que no se respeta el distanciamiento social. Aglomeraciones donde la cantidad de barbijos es insignificante en relación a los participantes. Fiestas clandestinas. Mareas humanas sobre las costas.

Las imágenes que coronaron las despedidas del 2020 y las bienvenidas al 2021, contiguas al primer fin de semana largo del año, reflejaron la desidia y el descuido de miles de argentinos que desestiman las recomendaciones y los cuidados básicos ante una pandemia que recobra impulso.

Mucho más, la constatación de que las fiestas clandestinas continúan reproduciéndose conforme avanza el verano. Autoridades policiales y municipales parecen ser los únicos que desconocen la situación.

En ese contexto vuelven a elevarse las voces de los propietarios de boliches y discotecas, cuyas actividades llevan más de nueve meses suspendidas.

En diálogo con Radio Universidad, José Luis Collado, presidente de la Cámara Provincial de Discotecas de Córdoba volvió a pedir la reapertura del sector.

Además de las razones económicas, los empresarios del rubro afirman que el funcionamiento de los locales, con los protocolos de seguridad necesarios, brindaría una alternativa para los miles de jóvenes que se inclinan por las opciones clandestinas.

"Estamos cerrados desde marzo pasado. Ahora suben los casos y nosotros seguimos cerrados. Venimos denunciando las fiestas clandestinas desde hace meses. Las discotecas se pueden habilitar para 300 o 400 personas, con protocolos. Pero sí se permiten miles de personas en eventos multitudinarios", indicó Collado al programa Es por Acá.

"Somos de las pocas industrias cerradas. Teníamos 13800 empleados y somos miles de familias las que trabajamos. Somos 230 locales, que seguimos pagando impuestos y no tenemos ayuda del Estado", subrayó.

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