En 1988 se celebró el primer Congreso de Trabajadoras del Hogar en Bogotá, Colombia. Allí se proclamó el 30 de marzo como el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar.

En nuestro país, este sector abarca al 14% del total de mujeres ocupadas, según datos recabados por la organización EcoFeminita. Una de cada siete mujeres ocupadas en Argentina son trabajadoras del hogar. Además, son el 19,5% dentro del total de ocupadas-asalariadas.

La Encuesta Nacional sobre Condiciones de Empleo, Trabajo, Salud y Seguridad (ECETSS) publicada en 2020, indica que las trabajadoras del hogar en Argentina ascienden a 1,4 millones y que, entre ellas, la informalidad llega al 76,8%.

Las condiciones laborales, la falta de derechos garantizados y los magros salarios convierten a esta rama en una de las más castigadas de la economía. "Es el sector más informal y con peores salarios de la economía argentina", resumió a Télam la economista Mercedes D'Alessandro, quien hasta esta semana tuvo a su cargo la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía.

El sector se enfrenta a otra variable que en el mercado laboral es síntoma de desigualdad: la ECETSS marca que un 99,3% son mujeres. Un 52,6% de ellas no es el primer sostén económico del hogar mientras que un 47,4% sí lo es. Pero un porcentaje es contundente: el 85,9% de las trabajadoras del hogar que lo hacen de forma remunerada también tienen a su cargo la realización de ese trabajo en su propio hogar. Y ahí, es trabajo no remunerado. "Se asume a estas tareas como atributos naturales de las mujeres", agrega D'Alessandro.

Otras dos características del rubro son las vulnerabilidades educativas y la fuerte representación de migrantes, tanto internas como extranjeras. Un 62% de las trabajadoras del hogar no alcanzaron el nivel educativo secundario: un 51,5% llegó al nivel primario mientras que un 10,5% de ellas no tiene instrucción alguna. Por su parte, un 20,7% son personas que viven en una provincia distinta a su provincia de origen y un 9,5% proviene de un país limítrofe. Es una sobrerrepresentación respecto a esos mismos porcentajes medidos sobre la población general, donde descienden a 11,2% y 2,9%, respectivamente.

Un paso adelante en la cuestión legal

En el año 2013, el Congreso sancionó la Ley 26.844 de Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares. Esta norma amplió derechos para las trabajadoras del sector, los cuales no estaban contemplados en la anterior normativa, que era el decreto-ley dictado de 1956, sancionado durante la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu.

La ley eliminó el requisito de frecuencia mínima de la prestación para acceder a la formalidad, que era de al menos cuatro horas por día o cuatro días a la semana para el mismo empleador.

El golpe de la pandemia

La pandemia y las medidas restrictivas asociadas a ella golpearon muy fuerte al sector de trabajadoras del hogar. Muchas personas volvieron a estar mucho tiempo en sus hogares, disminuyendo la necesidad de contratar a estas trabajadoras.

Los números de EcoFeminita lo marcan claramente: en el cuarto trimestre de 2019, los 31 aglomerados urbanos principales del país tenían 900 mil trabajadoras del hogar, pero ese número se derrumbó a 560 mil en el segundo trimestre de 2020. A fin de ese año -último dato disponible- se veía una leve recuperación: las trabajadoras del hogar eran 720 mil.