El paso del tiempo no puede sacarse de encima el peso de la tragedia.

Este viernes se cumplen dos años del hundimiento del submarino ARA San Juan, perteneciente a la Armada Argentina, en el que murieron 44 tripulantes.

Fue en ocasión de realizar el control y la vigilancia del mar continental, incluyendo el avistaje y la identificación de buques pesqueros en la denominada Zona Ecónomica Exclusiva.

El buque había partido el 8 de octubre desde la Base Naval de Mar del Plata, la misma que, junto a hoteles de la obra social de los trabajadores, se convertiría en alojamiento de las desesperadas familias y allegados.

Eran las 7 y media de aquel 15 de noviembre de 2017 cuando el ARA San Juan envió su última comunicación: “Ingreso de agua de mar por sistema de ventilación al tanque de baterías número 3 ocasionó cortocircuito y principio de incendio”.

Poco después, la explosión de uno de esos bancos, entre las 1.000 baterías que lleva, lo dejó a la deriva, provocando cuando llegó a alrededor de 700 metros de profundidad, un colapso debido a la presión hidrostática que cubría al submarino, y había generado 70 veces la presión atmosférica.

Terminó impactando en el fondo, a 907 metros de profundidad y cerca del talud continental, alrededor de las 10:55. Así lo reflejó la reconocida Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO), que realizaba estudios: “A las 10:55 hora local del 15 de noviembre de 2017 se detectó en coordenadas coincidentes con la probable posición del ARA San Juan un evento violento, singular, anómalo, corto y no nuclear consistente con una explosión”.

En el medio, una situación que fue tomada con liviandad por las autoridades de la Armada Argentina, todas ausentes en sus actividades por diversas circunstancias.

Incluido en ese camino de optimismo estaba el propio ministro de Defensa, Oscar Aguad.

La angustia se fue convirtiendo en desesperación con el paso de aquellos días. Hubo un total de efectivos de 13 países, además de científicos y buques participando de la búsqueda, en la inmensidad de la zona.

Hasta que el 30 de noviembre de ese año la Armada dio por terminadas las tareas de rescate. Se asumió que todos los tripulantes habían muerto.

Hubo promesas y por un tiempo prolongado escasas respuestas. Inclusive familiares y allegados de las víctimas llegaron a realizar un acampe en Plaza de Mayo por varios meses, hasta que el presidente Mauricio Macri y el cordobés Aguad (después denunciado por maltratarlos) le abrieron las puertas a una reunión.

Un año después de su desaparición, y mientras los procesos que evalúan responsabilidades penales y políticas sobre el hecho se fueron desarrollando, el ARA San Juan fue hallado por la empresa Ocean Infinity, contratada después de un demorado llamado a licitación.

La imposibilidad de sacarlo del fondo del mar imposibilita una despedida final a las víctimas, y también peritajes que determinen las causas del hecho.

Dos años después, los recuerdos vuelven a florecer.