Tres internos fallecieron en el lapso de una semana en distintos establecimientos penitenciarios de la Provincia de Córdoba. Se tratarían de suicidios

El primero ocurrió el 21 de octubre de este año, en establecimiento Penitenciario N° 5 de Villa María. Se trata de un hombre de 41 años que fue hallado sin vida por los guardiacárceles. Llevaba tres meses detenido, en un contexto de violencia familiar y adicciones. 

El otro, fue el 25 de octubre en el Módulo X 1 de Bouwer, en el pabellón F3. Fue encontrado muerto por sus compañeros. Tenia 49 años y llevaba nueve meses detenido. 

Ese mismo día, en las obras de los nuevos pabellones que se están construyendo en Villa María, un interno que trabajaba en construcción allí apareció sin vida. Se trata de un hombre de 37 años. 

Consultados por estos casos, desde el Servicio Penitenciario de Córdoba aseguraron que ocurrieron y que habitualmente no se informan por lo “delicado” de la temática y por “el riesgo de imitación de estos comportamientos” dentro de los internos. 

Por su parte, el pasado viernes hubo un intento de suicidio en el Complejo Esperanza. Debido a que se trata de un menor, no se proporcionarán más datos. El mismo se encuentra actualmente fuera de peligro. 

Las muertes en las cárceles, una materia que preocupa

Según un informe del CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), esta problemática se viene extiendo en el tiempo: “Las causas de las muertes en prisión reflejan el modo en que se vive en los lugares de detención. Muchas de las formas de esas muertes muestran las violaciones de derechos que allí se cometen y la brutalidad, la incertidumbre o la enajenación a las que pueden ser sometidas las personas privadas de libertad”. 

“Uno de los debates más importantes en el ámbito penitenciario es el de las muertes en situación de encierro y el valor de la vida en esas circunstancias. En muchas oportunidades, desde los servicios penitenciarios se niega la gravedad de los hechos que se denuncian o bien no se construye información cierta sobre las muertes en custodia”. 

El mismo expresa que “una de las mayores preocupaciones de los organismos de derechos humanos que realizan monitoreo carcelario se refiere a las altas tasas de mortalidad (calculada cada 100 000 habitantes) en los lugares de detención del país y a la necesidad de que se implementen políticas específicas para prevenirlas”. 

Aseguran que hay falta de datos consolidados sobre muertes en el encierro carcelario en las distintas jurisdicciones del país. En el informe del 2012 se mostró que se mantienen tasas de mortalidad altas en comparación con países del continente europeo, con Estados Unidos, e incluso con otros países de la región, como Chile.

Dentro de las muertes violentas es importante diferenciar la tasa de suicidios. Esta categoría suele estar sobrerregistrada, ya que el carácter de muerte autoinfligida es muchas veces dudoso. Las falencias de los registros impiden realizar un análisis cuantitativo y cualitativo más minucioso hacia el interior de las distintas categorías, que permita evitar el análisis binario (que esconde distintos fenómenos) de “muerte violenta/no violenta” o “traumática/no traumática”.