Cayó un rayo y una familia se salvó de milagro
Ocurrió en la localidad de La Playa, situada en el departamento Minas de la provincia de Córdoba a 160 kilómetros de la capital.
Una casa quedó destruida al recibir lo que al parecer y según sus moradores, habría sido un rayo que impactó de lleno en la vivienda de Ángel Urbano, habitante de la pequeña localidad de La Playa, situada en el Valle de Traslasierra, en el noroeste cordobés, cerca del límite con La Rioja y distante de la Ciudad de Córdoba aproximadamente 160 km.
De acuerdo al relato que Urbano le realizó a Radio Universidad en el programa A pura radio, estaban descansando cuando fueron sorprendidos por un estruendo que se convirtió en una gigantesca bola de fuego que atravesó toda la vivienda causando daños de distinta consideración.
"Estábamos durmiendo con mi esposa y mi nieta que había llegado del pueblo que queda aproximadamente un kilómetro, y me despertó el ruido de los vidrios de los escombros y ese ruido grande que no se me iba más de la cabeza... yo la tenía agarrada a mi mujer de la mano y con la otra mano la quería agarrar a mi nieta que estaba durmiendo al lado de nosotros y no la podía encontrar, hasta que ella me agarro la mano y yo estuve ya con ellos, pero mi desesperación era que pase esto", relató Angel Urbano.
Entrevistado por el periodista Bruno Suárez, en forma exclusiva, el lugareño remarcó que en sus "58 años nunca había vivido ni visto algo igual después de haber nacido y sido criado en el campo", y continuó relatando que "había visto caer centellas que araron el campo unos pocos metros", pero nunca algo como lo que les sucedió en la noche de este jueves.
Don Urbano se lamentó también porque el rayo caído anoche en su casa le mató dos caballos y una mula, al tiempo que detalló que de su casa no le quedó ni el comedor ni nada.
"No tenía para decir tengo de todo, pero tenía lo necesario, lo que a mí me hacía falta, y el rayo no me dejó nada, ni la cocina, ni el baño donde me dejó solamente el tronco del inodoro. Hasta me partió la mesa del comedor en tres pedazos". narró el infortunado dueño de la vivienda afectada, quien finalizó su relato destacando que a ellos nada les pasó, que están bien de salud. Agradeciendo "a Dios que me ha dado la oportunidad de seguir viviendo, a mí, a mi mujer y mi nieta", se quebró y estalló en llanto en medio de una notable conmoción por lo sucedido.