Una semana atrás Sonia recibió un mensaje de voz sobre un hechos de violencia de género que había vivido una de sus vecinas. Pese a estar acostada sintió la necesidad de salir a buscarla sin saber que a los pocos días uno de los niños a los que albergaría daría positivo de coronavirus y haría que once manzanas del barrio Nuestro Hogar III sean aisladas.

Al recordar lo sucedido esta empleada doméstica, desocupada a causa del aislamiento para evitar la circulación del virus, comenta que ella también sufrió ese tipo de violencia, eso hizo que se olvidara de la cuarentena obligatoria y saliera en medio de la noche.

"Salieron huyendo con lo puesto", comenta Sonia sobre el escape que ocurrió el 17 de abril en la barriada ubicada al sur de Córdoba capital. "Traté de calmarlos, vivo sola así que se acomodaron en la cama de dos plazas y yo en un sofá porque soy chiquita y entro fácil", agrega con la boca tapada por un barbijo bicolor.

La solidaridad del resto de los vecinos de Nuestro Hogar III hizo que la madre y sus tres hijos, refugiados en la casa de Sonia, tuvieran comida y ropa. 

Después de comunicarse con el Polo de la Mujer lograron conseguir un albergue para los cuatro sin sospechar que alguno pudieran estar infectado de Covid-19. Sin embargo en el edificio ubicado en calle Entre Ríos advirtieron que uno de los chicos estaba con fiebre y tras activar el protocolo sanitario confirmaron que se trataba del virus que desató una pandemia.

"Me pegué un susto bárbaro porque estoy alquilando y somos cuatro familias, pero estaba tranquila porque el resto había dado negativo", asegura Sonia sobre el momento en que se enteró de la noticia.

Después vendría el aislamiento de una parte del barrio, la llegada delos carros del Ejército, de personal de salud para hacer testeos y de Desarrollo Social para repartir comida. Hasta el momento todos los tests que se practicaron en el barrio y en el Polo de la Mujer dieron negativo, en tanto que el niño de tres años que fue internado en el Hospital de Niños fue dado de alta.