Para identificar al “hongo de la muerte” es necesario identificar que su sombrero mide de 5 a 15 cm, con forma convexa o aplanada y de color verde. La cutícula es lisa y las láminas son blancas y libres, apretadas y anchas.

El pie es cilíndrico y largo. Por lo general es blanco pero en ocasiones puede tener zonas amarillo-verdosas. Su anillo es de color blanco, con una volva en forma de saco blanco y membranoso.

La carne es blanca aunque puede ser verdosa debajo de la cutícula. Su olor es agradable cuando es joven, no así cuando envejece.

Aclaración importante: la recomendación es no recolectar hongos silvestres en la serranía cordobesa.

El nombre científico del hongo es “Amanita phalloides” y se lo encuentra en bosques de pinos y roble. 

Es común hallarlo en varios sectores de las sierras de Córdoba.

Carlos Urcelay, biólogo profesor de la UNC e investigador del CONICET especializado en hongos, explicó que el consumo de esta especie resulta particularmente dañino para el hígado, a tal punto que, en grandes cantidades, conduce a la muerte.

Al respecto, el especialista aconsejó evitar su ingesta y no confundir al "hongo de la muerte" con algunas especies de champiñón silvestre, ya que ambas desarrollan un sombrero redondeado y hemisférico.

Una vez ingerido el hongo, puede generar diarrea, vómitos, deshidratación, dolor abdominal de tipo cólico, sudores fríos, bajada de la tensión arterial, taquicardia, hipoglucemia, convulsiones y coma debido al fallo hepático.

Su cuadro clínico presenta las siguientes etapas: incubación, intestinal, mejoría o agresión visceral.