Lo ocurrido se enmarca en la impensada situación por la que atraviesa Uruguay, convertido en últimos días en el país del mundo con mayor cantidad de casos de coronavirus por cada cien mil habitantes.

Todo ocurrió después de atravesar un año de tranquilidad de la pandemia. Sin embargo, el colapso sanitario no es lejano pese a un efectivo diagrama de vacunación en todo el territorio.

Donde las dosis llegaron tarde fue al geriátrico "Río Negro", ubicado en la localidad de Fray Bentos, limítrofe con la entrerriana Gualeguaychú.

Allí se informó que, hace dos semanas atrás y cuando las Pfizer iban en camino, se confirmaron los primeros casos positivos del foco, entre los 67 internos. Por eso, se determinaron que las mismas se utilicen en las vecinas localidades de Nuevo Berlín y San Javier.

La congoja se apoderó de la ciudad, y las críticas no tardaron en llegar. Que la residencia para ancianos sólo esté separada por una calle del hospital local fue un condicionante de los reclamos.

Hasta el momento se confirmó la muerte de quince residentes.

Sin embargo la dueña del lugar, Daura Garaza, se defendió diciendo que aquel era "el mejor lugar" para que transiten la enfermedad. Hubo una separación entre quienes transitaban la enfermedad y quienes no: "Muchas personas que murieron de Covid no tuvieron el trato que recibieron aquí".

La mujer decidió quedarse en el lugar, donde se oficializó que dio positivo de la enfermedad, y justificó haberle dado todos los cuidados a los internados.

Hasta el ministro de Salud nacional, Daniel Salinas, debió concurrir al lugar. En línea con la propietaria, el funcionario argumentó que a los adultos mayores "no les faltó nada, ni un respirador", y que la decisión se tomó de manera conjunta.