Juan Manuel Ledesma vende turrones todos los días en la esquina de las avenidas Gauss y Rafael Núñez para poder mantener a su esposa, quien padece una discapacidad.

El hombre, que tiene 13 hijos, 32 nietos y 4 bisnietos en camino, cuenta que lo hace "para mantener un sistema de vida que ya había adoptado. Dios me dio siempre la posibilidad de vivir no tirando manteca al techo, pero vivir bien", comentó.

A Juan Manuel, quien la semana próxima cumple 74 años, se le fundió el camión y la jubilación no le alcanza, por lo que salió a comercializar golosinas de 8 a 11 de la mañana y de 18 a 20. Así lo relata mientras sostiene el cartel con el precio de los turrones: tres por 30 pesos y seis por 50 pesos.

Afirma que todos los días vende "muy bien" y que en general, el trato con la gente es cordial. "Es poquito el tiempo que tenemos para hablar pero siempre hay un ida y vuelta muy lindo con la gente. La gente es solidaria, acá hay mucha corrección. Algunos malos también, pero siempre recuerdo los buenos, lo feo no", dice mientras ríe.

"Mi esposa me quedó inválida hace 11 años y tengo que mantener la casa de la mejor manera. La semana pasada tuvimos que pagar una barbaridad en luz, pero la usé, no me quejo, tengo que tener la casa bien calefaccionada para ella, Dios me bendice todos los días y puedo sostener eso", reflexiona Juan Manuel.

Además, dice que disfruta mucho de estar afuera. "Disfruto el frío, el calor, la gente. Gracias a Dios estoy bien. Yo trabajé desde muy chiquitito, mi madre hacía pan casero y yo vendía. Siempre me acuerdo de trabajar en dos o tres partes. La vida es muy linda, hay que disfrutarla. Buscándole la vuelta, quizá", concluye Juan Manuel.