El pasado fin de semana el diario Washington Post presentó en su versión digital una serie de gráficos tendientes a comparar la eficacia de las distintas estrategias empleadas para enfrentar el brote del coronavirus.

Se trata de cuatro animaciones que muestran la velocidad de propagación de un virus imaginario, con la consecuente curva exponencial, de acuerdo a la circulación de personas, tanto sanas como portadoras del virus.

"Llamaremos a nuestra enfermedad falsa simulitis. Se propaga aún más fácilmente que el COVID-19: cada vez que una persona sana entra en contacto con una persona enferma, la persona sana se enferma", indica el informe.

Los gráficos muestran cuatro posibilidades que se aplican en una localidad imaginaria, habitada por 200 personas: ausencia de restricción ante el virus, cuarentena forzada (como la aplicada en la ciudad china de Wuhan), movilidad reducida y limitada a 1 de cada 4 personas, circulación limitada a 1 de cada 8 personas.

Cada una de las medidas tiene un impacto diferente en la curva de contagios. Mientras que la falta de restricciones deriva en un temprano colapso del sistema de salud por no poder atender la demanda extraordinaria, la aplicación de controles tiende a distribuir los contagios en una línea sin picos extremos.

"Un mayor distanciamiento social mantiene a las personas aún más sanas, y se las puede mantener alejadas de los lugares públicos eliminando su atracción", sostiene el texto.

"Simulitis no es COVID-19, y estas simulaciones simplifican enormemente la complejidad de la vida real. Sin embargo, así como simulitis se propagó a través de las redes de pelotas que rebotan en la pantalla, COVID-19 se está expandiendo a través de nuestras redes humanas, a través de nuestros países, nuestras ciudades, nuestros lugares de trabajo, nuestras familias. Y, como una pelota que rebota en la pantalla, el comportamiento de una sola persona puede causar efectos dominó que afectan a personas lejanas", concluye el informe..