Un muestreo de Aedes aegypti realizado en 20 barrios de la ciudad de Córdoba y alrededores ha permitido hallar marcadas diferencias genéticas, lo que alertaría sobre una mayor peligrosidad de estos mosquitos.

El dato es preocupante, considerando que son ellos los que transmiten el dengue, enfermedad que alarma epidemiológicamente a la provincia y al país, antes y por fuera de la coyuntura del coronavirus.

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Los investigadores entienden que estas diferencias genéticas halladas podrían estar directamente asociadas a una mayor capacidad de trasmisión del virus y una mayor resistencia a los insecticidas. 

La investigación fue desarrollada por la UNC y el Conicet e implicó el análisis del ADN de las larvas que fueron recolectadas en diferentes sectores de Córdoba y zonas aledañas. 

El objetivo fue determinar si existe diferencia genética entre las poblaciones urbanas de Aedes aegypti, el principal vector del dengue y otros virus, como el Zika, el chikungunya y la fiebre amarilla.

Se hallaron altos niveles de diferenciación genética entre las poblaciones geográficas de estos mosquitos, es decir, son muy diferentes entre sí desde el punto de vista genético (alto grado de polimorfismo).

Diversos estudios relacionan esta variabilidad genética con una mayor capacidad de transmisión del virus, así como a una mayor resistencia a los insecticidas, y otras características de interés epidemiológico. 

“En la especie humana, por ejemplo, hay personas con diferente color de piel o tipo de cabello. Esos rasgos tienen que ver con la herencia o variabilidad genética. En el caso del Aedes aegypti esas características genéticas pueden estar asociadas a la capacidad que tiene el mosquito de infectar y contagiar el virus, o al grado de tolerancia a los insecticidas, entre otros aspectos”, señala Walter Almirón, director del Centro de Investigaciones Entomológicas de Córdoba dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba e integrante del proyecto.

Al mismo tiempo, el estudio sugiere que esta diferenciación genética puede deberse a la localización de la provincia de Córdoba en el centro del país, en el cruce de diversas rutas nacionales e internacionales, lo que habría favorecido la introducción y el transporte pasivo de diferentes linajes de la especie. 

“En la ciudad hay un ‘crisol’ de mosquitos que proceden de distintos lugares, principalmente del noroeste y noreste de Argentina, y de países vecinos, como Brasil, Paraguay Bolivia. Eso ayuda a explicar la gran heterogeneidad desde el punto de vista genético”, afirma el investigador.

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Finalmente, reiteró la necesidad de prevenir el desarrollo del mosquito evitando los reservorios donde pueda proliferar el mosquito.

Fuente: UNCiencia - Canal 10