En Córdoba, da lo mismo ganar por un voto que por 100 mil
Finalmente, el intendente de la ciudad de Córdoba, Martín Llaryora, decidió arrogarse la facultad de disponer a voluntad sobre el sistema de transporte urbano de pasajeros. Y lo dejó por escrito en una ordenanza sancionada con el voto de los justicialistas y la expresa oposición de todos los restantes bloques que tienen representación en el cuerpo deliberativo municipal.
Las normas locales facultan al intendente que gana una elección a tener automáticamente la mayoría en el Concejo Deliberante, lo cual pone –en principio- a los representantes de la oposición como meras figuras decorativas.
Si el intendente tiene alineada la tropa en el Concejo, automáticamente su voluntad será respaldada y ejecutada. El resto podrá chillar del modo que más le guste, pero sin ningún tipo de injerencia práctica.
Esto divide oposiciones en la práctica. Por ejemplo, el gobernador Juan Schiaretti repite desde hace años la idea vinculada a la necesidad que tienen los gobernantes tienen que tener el respaldo legislativo para poder plasmar en las realidad sus proyectos y, en definitiva, sus sueños. Respetable la posición del gobernador, a la que el intendente Llaryora decidió respaldar en los hechos con la sanción de la emergencia en materia de transporte, entre otras.
Mayoría automática.
Al tener mayoría automática en los cuerpos legislativos, quien ejerce el Poder Ejecutivo queda exento de someterse a la búsqueda de consenso y a la negociación con los que piensan diferente. Está obligado a debatir y discutir ideas, cosas muy sanas para el sistema democrática.
En el caso contrario y con todo respeto, a los opositores sólo les asiste el derecho de ir a quejarse “ al banquito de Hyde Park”, aquel por el cual cualquier ciudadano de Londres puede instalar esa pequeña base en el tradicional parque de Londres y expresar a voluntad sus ideas –incluso a los gritos- sin que nadie pueda negarse.
Se trata de una idea romántica con ninguna implicancia en la práctica, así de simple. Y en la Provincia, pasa lo mismo, con algunos matices en la forma de elección de los legisladores.
Si nos preguntamos por lo que ocurre en el Congreso de la Nación, hay que decir que se da lo contrario ya que se apela a la selección a través del sistema D´hont, que es mucho más justo y transparente.
En Córdoba, es igual ganar por un voto o por 100 mil, porque el ganador se lleva la parte del león en cualquier caso. Nadie ha protestado por esa razón ya que no se conoce el mínimo planteo al respecto, al menos en los últimos tiempos.
Ahora y tras la sanción de la emergencia en transporte, la capital provincial queda en vilo por la amenaza de de la UTA de sitiar la ciudad. Semanas antes, la jefa del Suoem, Beatriz Biolatto, había lanzado otra frase temeraria cuando prometió que “Córdoba va a arder”, cuando Llaryora le puso límites a los salarios de los municipales al reducir la jornada laboral.
Generalmente, hablar, dialogar y consensuar suele ser el mejor de los caminos. Pero la voracidad del poder es siempre tentadora, al menos en nuestra provincia.