La vacuna desarrollada por la farmacéutica estadounidense Pfizer y su socio alemán BioNTech, que había sido aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas inglés) para uso de emergencia el 11 de diciembre, fue aplicada por primera vez esta mañana, a una enfermera de cuidados intensivos de Nueva York.

Sandra Lindsay, recibió la primera dosis en el Centro Médico Judío de Long Island y se convirtió en la primera persona en vacunarse con ese fármaco, luego de la aprobación de emergencia en Estados Unidos.

Según Pfizer, la vacuna demostró tener una eficacia del 95 %, de acuerdo a los resultados de la fase 3 de los ensayos clínicos.

Ahora, se espera que en la mayoría de los estados la vacunación comience este lunes o el martes. El operativo, comenzará con los trabajadores de la salud pública y las personas mayores en centros de cuidados, en esta primera ronda de 2,9 millones de dosis del antídoto. 

Esta vacuna, al igual que la de Moderna, se basa en una nueva tecnología ARN mensajero (ARNm), mediante la cual 'instruye' a las células para que hagan copias de la proteína del pico del coronavirus, estimulando la producción de anticuerpos protectores.

Además de Estados Unidos, la vacuna de Pfizer-Biontech fue aprobada por  Reino Unido, Baréin, Canadá, Arabia Saudita y México,

Una de las dificultades que presenta este fármaco es que requiere una conservación a -70 °C (con un margen de 10°C más o menos) y si bien las empresas anunciaron que desarrollaron transportadores especiales que sólo necesitan hielo seco y luego se pueden utilizar para almacenar por 30 días, especialistas advierten que igual la logística será complicada en algunos países.

Al respecto, Emilio Malchiodi, Profesor Titular de la Cátedra de Inmunología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA y Director del Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral (UBA-Conicet), señaló que "esto es posible de implementar en las grandes ciudades y en países con cierta infraestructura pero puede ser una complicación para muchos lugares".

"En Argentina, por ejemplo, aunque su estructura de vacunación es la mejor de América Latina e incluso está al nivel de los países más desarrollados, toda la organización contempla vacunas que requieren una conservación entre 2 y 8 grados (a excepción de la Sabin que requiere menos 20), por lo que demandaría crear de una capacidad operativa muy compleja", añadió.