Aplausos rítmicos: “Pla, Pla, Pla” acompañando cada uno, métricamente, las sílabas de la palabra mágica de la noche: “Fa-Mi-Lia / Fa-Mi-Lia / Fa-Mi-Lia”. Así, unas 4 mil personas (10 mil según los organizadores), se reunieron el martes a la noche en Córdoba para “exigir a los senadores” locales que rechacen con su voto la reforma del código civil que permitirá el casamiento entre personas del mismo sexo. 

Se trató de una concentración organizada por diferentes agrupaciones católicas entre las que se destacaron tres: Portal de Belén (que supo lograr notoriedad nacional porque fue la que detuvo la distribución de la “píldora del día después” en la Argentina), el Programa Nazaret y un grupo de “Jóvenes Autoconvocados por la Vida”. 

Además de aquella consigna citada más arriba, los manifestantes -que nunca llegaron a cortar la totalidad de la calle “por respeto”- encontraron otro cantito que, aunque más imaginativo, resultaba bastante difícil de acomodar y cantar para los inexpertos piqueteros: “Queeerémos mamá y papá, queeerémos mamá y papá, queeerémos mamá y papá”.

No había tambores, ni insultos, pero algunos carteles podían sonar claramente agresivos. Una pancarta decía: “No degrademos la naturaleza humana. Defendamos la familia según el orden natural. Queremos mamá y papá para los niños”. Otro cartel muy repetido, mostraba el dibujo de una figura humana (como la de los baños) con pollera y otra sin pollera, con un signo más entre medio, y a la derecha el resultado “Vida”. La más literal quizá era otra que tenía el gran dibujo de una tuerca junto a un bulón y debajo la frase: “Las cosas como deben ser”. 

De traje y corbata

Muchos hombres estaban de traje y corbata recién salidos del trabajo y caminaban con sus parejas y sus hijos llevando el cartel de color celeste y blanco que repartieron los organizadores. Allí podía leerse también: “Queremos Mamá y Papá”. La marcha comenzó en pleno centro de la ciudad, en la esquina de 27 de Abril y General Paz, pero avanzó a paso suave y religioso hasta la plaza que lleva el nombre del creador del Código Civil, Dalmacio Vélez Sarsfield. 

Era una marcha “en contra” pero la gente se mostraba feliz (a veces parecía que sobreactuaba), con una sonrisa llena de orgullo y satisfacción. 

El cronista presenció un encuentro entre dos mujeres que al parecer se conocían desde antes. Una participaba de la marcha y la otra caminaba por la vereda mirando con cierta cara de incredulidad las pancartas. 

- Hola.

- No puedo creer que estés con esta gente…

- Pero qué te pasa.

- Que no puedo creerte que apoyés a estos cavernícolas.

El diálogo pareció interrumpirse cuando el novio de la manifestante (un chico con barba  con un cartel que decía. “Uno más una: matrimonio”) intentó interceder y le dijo a su pareja: “Roxi, no discutas, no ves que ella está acá para provocar”. Esas palabras hicieron mella en Roxi, que dibujó entonces una sonrisa en su rostro y en aparente estado “de piedad”, mientras se iba junto a su novio, le escupió a su amiga:

No quiero escucharte más. ¡Voy a rezar por vos!

La otra chica intentó seguir hablando, pero recibió otro “voy a rezar por vos” a la distancia. Roxi (la manifestante) empezó a perderse entre la concentración dándole la espalda a su amiga, pero antes de eso tuvo tiempo de darse vuelta nuevamente y repetirle: “Voy a rezar por vos”, mientras se crucificaba el pecho. 

Mensajes y señales

Fue una marcha corta, pero intensa. Llena de mensajes. “La homosexualidad es desaprobada y condenada claramente por Dios en la Biblia. Sin embargo, Dios ama al gay y a la lesbiana como a cualquier otro pecador”, le decía una mujer a su hijita de unos diez años. En realidad no era un diálogo, la madre le estaba leyendo uno de los folletos que se distribuían entre los presentes. El cronista logró dar con el panfleto de cuatro páginas que curiosamente está ilustrado con una fotografía de la marcha del orgullo gay. En uno de sus párrafos más efusivos afirma: … “Cristo también murió por los homosexuales”. 

Otro de los folletos era realmente sorprendente. Impreso a todo color y en papel de alta calidad, mezclaba información de la historia de los mundiales con información de la biblia. A partir de ese momento el folleto (de 24 páginas, titulado Revancha y con la firma de la Sociedad Bíblica Argentina) ya no es más un texto deportivo y se convierte en un texto religioso con títulos como “¡Vencedores! ¡Estrategia Ganadora! ¡El partido de tu vida” que refieren al pecado y otras cosas como las palabras de Pablo “uno de los primero líderes cristianos, que nos habla de la vida cristiana como un campeonato que nos conduce al premio mayor, de valor ilimitado…”. 

¡Vivas!

Al final la marcha llegó hasta el monumento a Vélez Sarsfield, donde un excelente equipo de sonido reproducía una canción del dúo Pimpinela que parecían conocer todos los presentes: “Quiero brindar por mi gente sencilla / brindo por el amor / brindo por la familia”.

Allí se entonaron las estrofas del himno nacional y un locutor presentó a los manifestantes al matrimonio integrado por Carlos Frete y Ruth Fontaine, presidente y vice del programa Nazaret que, según su página web, tiene como fin “proteger a niños en riesgo a través de las familias de tránsito”.  

En el instante previo al discurso, se hizo un silencio y desde un edificio se escuchó clarito un grito ajeno a la marcha que todos ignoraron: ¡Homofóbicos!... 

Escuchar al matrimonio Frete-Fontaine fue fuerte y, por momentos, chocante. Aunque el matrimonio (tienen seis hijos) aclaró que se dirigían a los senadores por Córdoba: Luis Juez, Norma Morandini y Ramón Mestre (UCR); le hablaban a una multitud que en varias ocasiones los interrumpió excitada (si cabe la palabra) con lo que afirmaban. 

“El mundo actual va tomando conciencia de su agresión constante a la naturaleza y hoy paga el precio de haberse vuelto contra ella. El ser humano realiza cada vez mayores esfuerzos por preservar la ecología animal y vegetal manteniendo para las otras especies condiciones en las que puedan subsistir y, más aún, reproducirse para perdurar en el tiempo”. “La iniciativa legislativa que ya cuenta con media sanción va a contramano de conservar la especie”. “Dos seres del mismo sexo al reunirse carecen de modo absoluto de la capacidad de procrear (este cronista notó que nadie se sorprendió por la aclaración) finalidad esencial del matrimonio”. 

Después se refirieron a la adopción por parte de parejas homosexuales afirmando que entregar un niño a una de ellas es “agregarle una confusión innecesaria que hará más difícil su desarrollo físico y espiritual”. 

Al terminar volvió a hablar el locutor, quien despidió a todos y gritó: “¡Viva la Patria!”. El público le contestó con un “¡Viva!”. 

Entusiasmado el hombre del micrófono dijo “¡Viva Argentina” y obtuvo otra efusiva respuesta que, sin embargo, no pudo competir con lo que vendría cuando afirmó: “Podríamos entonces entonar que viva la familia!” 

Y… ¡Viva!!!!

(Nota del autor: Esta crónica fue escrita hace diez años. Diez años después, el dúo Pimpinela y una de sus canciones podría tranquilamente ser usado en una marcha por el orgullo LGTBQ, se llama “Traición” y se la dejamos aquí para que la escuchen).