Colanchanga es una pequeña población que se encuentra entre el Dique La Quebrada y el Camino del Cuadrado, en plenas Sierras Chicas. El río, cascadas serranas, el monte nativo, los vestigios de pueblos originarios y la cultura, entre los atractivos del lugar. La zona forma parte de la Reserva Provincial La Quebrada.

Con poca infraestructura para recibir turismo, pero con un corazón enorme, este sitio recibe centenares de visitantes, sobre todo los fines de semana. A tan solo 45 minutos de Córdoba, es un lugar soñado para pasar el día.

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🤓ESTA HELADERA LO ES TODO📚

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Y, cuna de varios artistas entre el centenar de habitantes que tiene de manera permanente (sin contar casas o parajes de veraneo), el espacio no oculta su amor por el arte. En el lugar llaman positivamente la atención las paradas de colectivo, todas intervenidas con murales de pintores de las sierras, que le dan color y alegría a estos espacios.

Pero una de ellas sobresale por una iniciativa que la distingue: una heladera, de libre consulta, que está repleta de libros y revistas.

Parada de colectivo con mural de Valeria Iasenza - Foto: Bernardo Monis

“La idea fue resignificar a estas paradas como lugar de encuentro, diálogo, lectura y disfrute”, cuenta Christian Toto Dománico a cba24n.com.ar, el presidente del Centro Vecinal. 

Según relata, el lugar está en una suerte de “zona gris”, por estar dentro de una reserva provincial, aunque, como tributan en la Municipalidad de Río Ceballos, reciben los servicios de esta última.

Foto: Bernardo Monis

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Christian cuenta que las paradas de colectivo del lugar fueron personalizadas por artistas de las sierras en un festival que se hizo en 2019. “Las pintamos con murales y les colocamos heladeras que fueron donadas, que estaban en desuso, y montamos una -heladera biblioteca- en cada una”, explica. Aunque no es la única localidad con paradas de colectivo con murales, estás se destacan por su excelente estado de conservación y cuidado.

Parada de colectivo con mural de Caro Daas y Manu Plante - Captura de video de Bernardo Monis
Parada de colectivo con mural de Marcos Sánchez - Captura de video de Bernardo Monis
Parada de colectivo con mural de Mario Vélez - Captura de video de Bernardo Monis

Sin embargo, admite que como toda la iniciativa es “a pulmón” y con la colaboración de los vecinos, hoy pueden sostener una sola con oferta de textos. “El concepto se basa en la economía circular, para promover la recuperación de esos textos que un puede tener guardado u olvidado en la casa; entonces se recicla, se reutiliza” dice Christian.

Y, efectivamente según se pudo corroborar en el lugar, la heladera está abierta, tienen textos y libros en varios idiomas, con temáticas diversas, disponibles para eventuales lectores. “Están ahí, disponibles para el que quiera leerlos o retirarlos en la zona y luego devolverlos, incluso se aceptan nuevos textos, para quienes quieran traer y dejarnos otras obras”, dice, sin ocultar el entusiasmo por esta iniciativa que no abunda en otras geografías y que, hay que decirlo, son dignas de ser replicadas.

Ahora buscan más heladeras para inaugurar más “bibliotecas”

Recientemente, los miembros del Centro Vecinal y los propios vecinos retomaron la inquietud por volver a dotar a todas las paradas de colectivo (son cuatro) con “heladeras biblioteca”, como la que se encuentra en la garita que se encuentra a poca distancia del predio del centro vecinal.

“Estamos buscando heladeras, por lo que si hay alguien que tenga una heladera, la aceptamos, porque queremos volver a instalar las cuatro”, destaca Dománico.

“Estamos contentos, hay mucha gente que nos trae libros o directamente los almacena en la única heladera que está en pie, que es la que está al frente del predio vecinal”, dijo al admitir que muchos vecinos, incluso adolescentes, reclaman por estos espacios.