Cuando en diciembre de 2019 bajaron la persiana por las vacaciones de verano, nunca imaginaron que no volverían a abrir. Las cantinas escolares sólo tuvieron dos semanas de actividad en marzo de 2020. Desde entonces y pese a la vuelta a la presencialidad, el protocolo provincial de funcionamiento escolar desaconseja su reapertura. 

Hay al menos tres mil cantinas en toda la provincia, que emplean en promedio a dos familias.
Hay al menos tres mil cantinas en toda la provincia, que emplean en promedio a dos familias.

En la provincia hay unas cinco mil instituciones educativas de todos los niveles. Aproximadamente, tres mil cuentan con cantinas en las que trabajan al menos dos familias.

“Qué somos nosotros, los loquitos de los besos y de los abrazos”, se pregunta con ironía Héctor Abrete, dueño de una cantina. “La misma galletita que compran en el quisco de la vuelta la pueden comprar en la cantina escolar, podemos mantener distancia”, agrega. Con él trabajan dos empleados en blanco, además de tres de sus hijos y un cuñado. 

Su caso es uno de tantos. Son pequeños comerciantes, emprendedores que en algunos casos llevan varias décadas en la actividad. Muchos intentaron reconvertirse, hay otros que agotan sus ahorros, piden ayuda a familiares o venden sus bienes para sobrevivir. 

El 2020 los sorprendió con stock de mercadería, que luego perdieron.
El 2020 los sorprendió con stock de mercadería, que luego perdieron.

Gustavo Abril cantinero del Cristo Rey dice que para vivir recurrió a "prestamos, amigos, créditos imposibles de pagar ahora". "Dejamos las heladeras llenas de mercaderías y cuando entramos a sacarla ya no servía", dice. 

Aseguran que por ser parte de la comunidad educativa, están acostumbrados a respetar protocolos. "No entendemos cuál es el riesgo sanitario para volver", dice Sandra Rodríguez, cantinera. 

Son los testimonios de dueños y trabajadores de cantinas escolares,  n sector al borde de la desesperación.