Todos los días, profesores y alumnos, se encuentran a una hora predeterminada a través de distintos grupos de Whatsapp para seguir dictando y tomando clases.

Al colegio concurren 500 alumnos y la asistencia a las clases no baja del 80% desde que implementaron esta modalidad a mediados de abril.

La presencia casi permanente en esos grupos de directivos, docentes y alumnos logró vencer una de las amenazas de la educación no presencial: la disolución de la comunidad educativa.