La gripe española azotó en 1918 con resultados catastróficos a niveles sociales, políticos y culturales, en el marco de la primera guerra mundial.

Se habría originado en Estados Unidos y luego migrado a España, causando estragos en el mundo con millones de muertos. 

En la Crónica Matinal conversaron con Adrian Carbonetti, quien es historiador, doctor en demografía e investigador del CONICET y especialista en estudios sociales sobre la salud.

El ex director de la Escuela de Historia de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) contó que la pandemia tuvo su lado sanitario on fuertes connotaciones sociales, políticas y económicas.

"Salvando las distancias, una de las similitudes (entre la gripe española y el coronavirus) es la velocidad de la expansión", indicó.

Recordó que la gripe española, en 8 meses, recorrió el mundo. Ahora, con el proceso de globalización de la comunicación y el tránsito de las personas, esta transmisión viral se ha acelerado. 

En cuanto a las similitudes, remarcó que existen elementos de la reacción de la sociedad. "El tema de la búsqueda de chivos expiatorios, la forma de evitar el contagio y la acción del Estado", dijo. 

Destacó el rol del Estado en cuanto a las diferencias centrales para implementar políticas en todos los rincones del país. Además, valoró que sigue vigente la forma de evitar el contagio a través de las cuarentenas y el aislamiento social. 

"El impacto de la gripe española en la mortalidad fue devastador, donde algunos cálculos indican de 20 a 40 y 100 millones de personas en una población mundial de 1.800 millones. Ahora estamos viendo muchos menos decesos, con una población de 7.500 millones de personas", valoró. 

Carbonetti estudió la epidemia de la gripe española en 1918 y 1919 comparando los casos de Salta, Córdoba y ciudad de Buenos Aires.

"La mortalidad fue dispar. En Buenos Aires fue 18 veces menos que en Salta por condiciones sociales, como el analfabetismo y la desnutrición", explicó.

"Ahora hay una política más unificada, donde el Estado tiene una acción fuertísima", remarcó en la entrevista televisiva. 

En sus investigaciones reveló la disputa entre la Iglesia y el Estado sobre la concepción de la enfermedad, en muchos casos para la Iglesia como un castigo divino.

Entonces, la Iglesia siguió reuniendo feligreses como, por ejemplo, en la concreción de procesiones.

"Había muchísimas misas y procesiones", señaló.

"En Córdoba, en julio de 1919, se desarrolla una procesión avalada por este pensamiento para que Dios deje de castigarnos", explicó.