Marcela Alarcón y Griselda Manzoli son dos de las referentes de la Mesa Afro Córdoba, una agrupación sin fines de lucro que desde hace diez años busca reivindicar y visibilizar el origen africano del pueblo argentino. "En Argentina se reconoce que hay una descendencia europea y otra de pueblos originario, pero falta reconocer que hay una tercera, la de los negros", dice Griselda. 

Un estudio realizado entre el año 2006 y 2013 por investigadores del Instituto Multidisciplinario de Biología Celular en conjunto con colegas locales y de Estados Unidos, demuestra que los argentinos tenemos origen europeo, africano y de pueblos originarios. Sin embargo, los discursos predominantes en nuestro país niegan las verdaderas características del ADN argentino: somos mestizos.

Los integrantes de la Mesa Afro se reúnen en la casa de Marcela, en Barrio Pueyrredón, a cuadras del Puente Alvear. Es un espacio de lucha y un lugar de encuentro, donde las historias personales y de búsqueda por la identidad tienen un lugar protagonista.

“Cuando me encontré con miembros de la Mesa Afro, me encontré con pares. Encontré unión en ciertas historias”, cuenta Marcela, sentada en el living de su casa. A su lado está Griselda y se ríen cuándo recuerdan que una vez, en un trabajo que tuvieron que hacer juntas, encontraron fotos del casamiento de los padres de Marcela y Griselda mostró fotos de sus familiares y se sorprendieron por las similitudes físicas entre las personas de las fotos. “¡Parecían los mismos invitados, parecía la misma fiesta! Y dijimos, ¿hasta qué punto nos une?  Es verdad, entonces, cuando en otras comunidades te llaman hermana. Yo publiqué una foto de niña y alguien del Chaco me dijo “somos iguales”, dice Marcela.

Ver: FamilySearch, la plataforma gratuita para armar tu árbol genealógico

Las historias de búsqueda de la identidad de Marcela y Griselda tienen en común que han sido largas, por momentos burocráticas y en el caso de Griselda, ella lo identifica como un proceso doloroso.

—¿Cómo descubrieron que tenían ascendencia africana?

—Lo descubrí a través del árbol genealógico que armó una tía que encontró el ancestro negro en una quinta generación hacia arriba, hace ya 15 años —dice Marcela—. Ella empezó a hacer su propio árbol genealógico, que por supuesto que compartimos, y entonces encontró a través de documentaciones y partidas de nacimiento a Alejandro Pérez. Era un militar que había llegado a Deán Funes, la línea viene de la mamá de mi padre y bueno de ahí en más, empiezas a darle sentido al por qué de algunas actitudes, el porqué de algunos hechos. Mi padre, también era totalmente negro, pero como su padre era peruano, él y mi tío nunca quisieron decir que eran negros. Y cuando yo les empecé a decir, “pero si tenemos un descendiente negro”, me respondían: “No, nosotros somos peruanos”. La cuestión es que uno va armando y construyendo y reconstruyendo un poco la identidad de uno no. También los rasgos son totalmente evidentes, y en la familia siempre ha sido evidente, más allá de los sobrenombres. Cuando era más chica, iba a la casa de mis abuelos en Venado Tuerto, provincia de Santa Fe. Nunca me sentí discriminada, pero sí escuchaba que para todos era la nieta negra de Don Gabino. Después los sobrenombres que obtuve acá en Córdoba, en la casa de una amiga me pusieron la Negra Tomasa.

Marcela cuenta que, si bien en su adolescencia no sintió esos actos de discriminación con dolor, hoy sí les molesta: “Me pasa cuando entrás al algún supermercado o algún lugar de espacios grandes y están controlandote de alguna forma, fijándose a ver si vos te guardaste algo en la cartera, están a tras tuyo, viendo qué es lo que estás qué es lo que estás haciendo.”

Griselda dice que su historia empezó a través de una prima que hizo un curso con un historiador de Córdoba. Una de las de la de las consignas del curso era preguntar en la familia si había algún ancestro negro o si había alguna historia para contar acerca de la de la negritud. “Entonces, mi prima, le preguntó a mi tía, que es la hermana de mi papá, y mi tío dijo que su abuela era negra”, cuenta. “Nosotros no sabíamos nada, siempre habíamos escuchado historias de mi bisabuelo, que era italiano, pero nunca se hablaba de una figura femenina que lo acompañara, siendo que él tenía hijos. Sabina Gordillo era la abuela paterna de mi papá a quien mi bisabuelo, que era su pareja, le presentaba como la mucama de la familia siendo que era la esposa, era la mamá de sus hijos”, agrega.

Para Griselda esta historia fue muy dolorosa: “Todas las primeras charlas que dábamos con la Mesa Afro a veces no las podía terminar porque lloraba mucho y ahora también, pero va sanando”.

Griselda recuerda, que cuando su prima descubre que había una abuela negra en la familia, se lo comenta puntualmente a ella. Y que fue en ese momento que, decidieron formar la Mesa Afro con Rodolfo Moisés. “Pasaron muchas personas por la Mesa con historias parecidas, otras todavía están en la búsqueda”, cuenta Griselda y continuó: “Yo creo firmemente que el Estado nos tiene que garantizar la posibilidad de saber quiénes somos. En el año 2020 lanzamos un proyecto que se llama El camino a la ancestralidad que es la búsqueda de ancestros a través de una plataforma de Internet que se llama FamilySearch. Este programa fue creado por los mormones de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días y tiene una recopilación de archivos de todo el mundo para que puedas armar tu propio árbol genealógico. Esa información fue proporcionada por el Arzobispado de Córdoba, uno de los mayores esclavistas durante la época de la colonia. Sin embargo hay libros que no están digitalizados y uno se tiene que presentar personalmente en el Arzobispado para conseguir cierta documentación”. 

—¿Pasaste situaciones de discriminación como Marcela?

—Desde chica en mi familia me trataron con amor, pero una vez en un boliche me quisieron cobrar el doble el precio de la entrada —dice Griselda. Sostiene que, si bien las mujeres sufren actos de discriminación, a los hombres “les va un poco peor”. 

Griselda es madre de tres varones, los tres en etapa de adolescencia.

—Uno de ellos es blanco, él la pasa bien, pero los otros hermanos son más morochos. Les tuve que enseñar que no pueden correr en la calle, que no pueden usar capucha o cierto corte de pelo. Como mamá me cansa el asedio de la policía, por la portación de cara, y es muy difícil enseñarle a un hijo a que no corra, pero a veces me ha tocado ir a sacarlos de arriba de un móvil, enojada, porque sé que son buenos chicos. Me parece una falta de respeto que les hayan pegado una cachetada por ser negros o que los hagan llorar o les digan ‘vení que te cargo en el móvil’.” Entonces, vivimos en una sociedad que todavía no tiene el conocimiento que queremos transmitir desde Mesa Afro y ojalá algún día lo tenga y aceptarlo como nosotros lo queremos transmitir: sin resentimiento. Porque no solamente tenemos que educarnos como ciudadanos sino también las instituciones. También falta educación en la gente que nos gobierna, hay discursos que ya no se pueden decir, como que somos descendientes de europeos.

Foto: Ezequiel Luque
Foto: Ezequiel Luque

—¿Cómo impactó la frase del presidente que dijo que los argentinos veníamos de los barcos?

—Hicimos un repudio a través de las redes sociales, e internamente tuvimos bronca de sentir que tenemos un presidente que no sabe cómo está compuesta la población que gobierna—, aporta Griselda.

—Estos últimos meses estuvieron marcadas por fechas patrias que suelen tener en los actos escolares figuras como la de “la negrita que vende pastelitos”, que para representarla pintan a los niños y niñas con corcho y usan blusas a lunares: ¿Qué sienten cuándo ven esas representaciones?

—Lo consideramos una falta de respeto. Esas blusas no tienen nada con lo que pasaba, los negros se vestían prácticamente con harapos, y pintarlos a los chicos con corchos es algo que estamos trabajando con los colegios, les pedimos que dejen de hacerlo porque es una falta de respeto para la afrodescendencia.

—¿Cómo sería la manera correcta de representar a las personalidades patrias afrodescendientes?

—Reivindicando a los héroes borrados de la historia —dice Griselda—, como Sargento Cabral, María Remedios del Valle. También contando que el presidente Rivadavia era negro, que nadie lo dice, porque vos en los libros dl colegio lo ves blanco, pero sus enemigos le decían “el doctor chocolate” porque era negro.

Para Marcela, en muchos retratos les han pasado un blanqueamiento, pero si ves el original te das cuenta que esa misión de invisibilizar fue fuerte, desde el gobierno de Sarmiento y los posteriores.

—El 25 de julio, fue el día internacional de la mujer AfroLatina, Afrocaribeña y la Diáspora, la lucha de las mujeres afrodescendientes en Argentina ¿entran dentro de los reclamos del feminismo blanco?

—Nosotros lo hablamos mucho, en la mesa hay tres generaciones. En el feminismo negro, las discrimnaciones y la violencia se suman a los reclamos de las feministas blancas. Lo que creo es que, más allá de eso, considero que con tantas aperturas de los distintos feminismos lo único que estamos generando son antagonismos. Cuando las reunís, cada una empieza a discutir desde su posición. Está bien. “yo defiendo tal parte del feminismo”, pero no sirve tener tantas discusiones antagónicas, que nos enfrenten mujeres contra mujeres porque perdemos el objetivo de la lucha feminista. Deberíamos ir todas juntas, sin importar el color de la bandera de las otras personas, no importa si es violeta, celeste o verde. Lo que importa es ir todas juntas porque el feminismo nació no para generar un odio con el hombre. Sino porque la lucha era para conseguir derechos. Los avances fueron muchos y divinos, pero hoy no siento que estemos luchando juntas por un objetivo en común

Este año la Mesa es nuevamente anfitriona en conmemoración del 25 de julio por octava vez: ¿cuáles son los objetivos puntuales de la Mesa Afro Córdoba en la lucha feminista?

Marcela: Nosotros lo que buscamos es que respeten nuestra posición como afrodescendientes. Nuestras luchas y nuestros objetivos y nosotras mismas en la Mesa no tenemos la misma posición para el aborto, por ejemplo, sin embargo respetamos esa líneas con la posición de cada una y sobre todas las cosas, es poder tener una misma posicion frente a las políticas de Estado. No nos gusta la palabra cupo y no nos gusta entrar en el término de ser una minoría, porque ya no lo somos y con el último Censo ya  lo vamos a descubrir. Lo que tratamos es que nuestro objetivo, como mujeres, es poder desarrollarnos sin ser discriminadas y que nos vean como formadoras de una línea constructiva diferente y que nos convoquen para construir esas líneas, con acciones políticas verdaderas. Poco a poquito, venimos dando pasos con acciones políticas y afirmativas, desde la militancia. Lo conseguimos con nuestros compañeros en 2017 tener el 27 de abril el día de la cultura afrocordobesa y este año logramos tener un memorial dentro de la plaza San Martín que es el acto político más afirmativo que ha tenido cualquier otra agrupación.

El memorial está en el sitio donde se vendieron los dos primeros esclavos en Córdoba en 1588. Dice Griselda que debieron superar varias barreras para poder estar en ese lugar: Decían que ofendía a la iglesia, siendo que nos han faltado el respeto durante todos estos años. Nosotras no queremos faltar el respeto, queremos solamente contar la verdad. Este memorial no es nuestro, es para todos los cordobeses”, explica.  

El memorial está en el sitio donde se vendieron los dos primeros esclavos en Córdoba en 1588, ahora Plaza San Martín.
El memorial está en el sitio donde se vendieron los dos primeros esclavos en Córdoba en 1588, ahora Plaza San Martín.

Por último, Marcela y Griselda finalizan reflexionando sobre su historia e invitan a no quedarse con lo que te cuentan los libros:

Como afrodescendiente, dice Griselda, nunca hay que quedarse con la historia que nos cuentan. “Siempre indaguen, pregunten y si pueden, armen su árbol genealógico. Hay gente que no le interesa, pero para mí fue muy importante porque encontré una pieza del rompecabezas. No toda la verdad está contada en los libros. Nosotros siempre estuvimos, pero ahora tenemos voz.”

“Yo diría que no estamos de moda, sino que simplemente estamos dando la otra versión de la historia.” dice Marcela y concluye: “Hoy hay dos historias: una que está en las redes sociales y otra en la calle. Nosotros vivimos en la calle y contamos desde la calle. Desde la pandemia hemos dejado parte de nuestros objetivos para colaborar con comedores de la comunidad comechingona, entonces, contamos la otra parte, no la de los libros, no las de las redes.”