Durante muchos años, la subrogación de vientre no estaba permitida en Argentina. Por esto, quedó la idea en el imaginario popular de que para acceder a esta práctica había que irse a otro país.

En los últimos años, esta opción para personas que por motivos de salud no pueden llevar adelante un embarazo ha crecido. Las personas que se acercan a este método, por lo general, han pasado por otras opciones previamente: de manera natural, con tratamiento de fertilidad. Esto las hizo pasar por muchos duelos y situaciones difíciles.

Para poder acceder a esta práctica se le debe pedir autorización al juez. Y el motivo no puede ser una cuestión estética: debe haber alguna razón relacionada a la salud.

La persona gestante, por otra parte, debe haber tenido, por lo menos, un hijo y pasar por estudios médicos y psicológicos. Se recomienda que tenga menos de 42 años y debe comprender la situación: si hay vínculo previo con la persona que solicita el recurso es más simple, pero si no hay que armarlo.

Pese a que desde lo biológico el embarazo es absoultamente normal, hay una diferencia emocional: madre y padre que solicitaron esta práctica no vuelven todas las noches con el veintre a sus casa, hay una relación muy distinta durante ese proceso.