La agente Florencia Murua Castro declaró durante las audiencias decimotercera y decimocuarta del juicio a 13 policías que este viernes llega a su fin, por el homicidio y posterior encubrimiento del crimen de Valentino Blas Correas. Murúa Castro estaba a cargo de las comunicaciones en el Distrito 3, el día que ocurrió la muerte. Mientras hablaba con el imputado Enzo Quiroga y le pedía que la “secuestrara" porque tenían un “asunto pendiente", la operadora le dio a entender a su amigo que el subcomisario González armó la trama de encubrimiento.

La agente Murúa Castro declaró que no tenía vínculo con ninguno de los imputados, ni interés personal en el resultado del juicio. Sin embargo, a lo largo de su testimonio los fiscales la hicieron entrar en una serie de contradicciones. Cuando constataron su testimonio con las comunicaciones que mantuvo con el subcomisario Quiroga, uno de los oficiales acusados del encubrimiento, quedó al borde de ser acusada de falso testimonio.

Ahora está en una encrucijada. Si acepta que mintió y mantuvo ese diálogo con Quiroga, deberá explicar cómo supo que González había plantado el arma. En esta nota reproducimos en exclusiva el contenido de ese diálogo que fue incorporado a la causa, pero no llamó la atención de la mayoría de los periodistas que presenciaron la audiencia.

El diálogo comienza a las tres de la mañana y sigue hasta las cinco del 31 de agosto de 2020. Veinticinco días después del homicidio de Blas.

—¿Cómo estuvieron esas vacaciones? —pregunta Enzo Quiroga a quien tiene registrada como “Flor, Operadora”.

—Si te contara…— dice ella, y después comenta en tres mensajes más: “Maso”, “Pero bueno, volviendo”, y pregunta: —¿Vos?

—Igual, más preocupado que antes— responde Quiroga, que está acusado de omisión de los deberes de funcionario público y encubrimiento agravado.

—¿Por qué, corazón? —dice Flor

—Por lo que pasó (se refiere al homicidio de Blas). Todavía no me citaron, encima hace unos días hablé con Galleguillo (el comisario inspector que está acusado de lo mismo que Quiroga) y a él tampoco lo citaron, y más me hizo preocupar.

La operadora —que dijo no tener vínculo con los acusados— evidentemente trata de tranquilizarlo:

—Están llamando de a poco, corazón— y después suma varios mensajes con detalles que ella conoce del caso: “Tengo muchos contactos”, “la semana pasada la citaron a la Lobo 1” (lobo 1 sería la jefa de comunicaciones de la Policía), “seguramente en breve nos llaman a los operadores”, “¡quedate tranquilo!”. Después opina sobre lo que puede pasar con el futuro inmediato de Quiroga: —Capaz te entre la imputación por el cargo, pero eso no quiere decir… Yo tengo un amigo en el Tribunal de Conducta de Tribunales. Ahora el “Plutonio” (sería el Comisario Inspector Ludueña, jefe del Distrito 3, donde mataron a Blas) está aislado por el Covid.

Después de eso al parecer Quiroga abandona un rato la conversación y Flor le pide que le dé bola y le avisa que se va a dormir. Ese mensaje sale a las 4.38. Tres minutos después Enzo Quiroga reacciona, respondiendo a aquel comentario en el que Flor le decía que lo lógico era que lo imputaran.

—Es que eso es lo que no quiero— escribe.

—Y bueno, gordo— dice el primer mensaje, al que le siguen dos que resultan inquietantes porque vuelven a mostrar la cultura del encubrimiento dentro de la propia Policía de la provincia— Es imposible que salgas libre, pero con contacto se tapa todo.

—¿Cómo imposible? —retruca Quiroga e inmediatamente envía otro mensaje— ¿Qué me metan preso, decís vos?

—No amor— dice Flor y en los siguientes cuatro mensajes le aclara— “No vas a ir preso”, “es imposible que no quedes imputado hasta que se esclarezca”, “después quedas QRU” (en jerga policial positivo”, “una vez que se esclarezca bien y haya juicio quedás QRU o sea absuelto”.

—No son datos alentadores— dice Quiroga, que afirma que “tras la imputación lo van a pasar a situación pasiva”.

—Ojalá que no— contesta ella, y hace una lectura de la causa—: “Si González está en pasiva en vez de estar en cana a vos no te van a hacer nada, ya te dije esa noche que González planta el arma y después la Juana lo manda en cana”.

Los fiscales van a preguntarle hoy a “Flor", cómo supo ella que González supuestamente  coordinó el encubrimiento.

El final del diálogo hace a la vida personal de los involucrados, pero lo citamos porque fue lo que hizo sospechar a los fiscales que Flor incurrió en falso testimonio, ya que demostraría que ambos (Florencia Murua Castro y Quiroga)  se conocían y sería falso que ella no tenía interés en el resultado del juicio.

—Yo quiero que me secuestres— escribe ella a las 5.15 de la madrugada.

Él responde con una imagen que no conocemos. ¿Ella pregunta “Ah??” porque no entiende, y él le aclara:

—Secuestrándote —y concluye— tenemos algo pendiente.

Ya eran las 6.06. Fuentes de cba24n confirmaron que no hubo denuncias de secuestros esa mañana. Raro.

El dialogo entre Murúa Castro y el imputado Quiroga.
El dialogo entre Murúa Castro y el imputado Quiroga.
La trama del encubrimiento: "Quedate tranquilo, esta noche González planta el arma"
"Y bueno, gordo, pero es imposible que salgas", le dice en tono de extrema confianza.
"Y bueno, gordo, pero es imposible que salgas", le dice en tono de extrema confianza.
El momento en el que afirma que Gonzalez plantó el arma.
El momento en el que afirma que Gonzalez plantó el arma.

La nueva jornada del juicio por el homicidio de Blas Correas tuvo varias novedades importantes que es necesario vincular una con otra para poder entender en toda su magnitud.

Lo primero tiene que ver con la prueba, que cada vez complica más a Wanda Esquivel y Javier Alarcón. Un trabajo meticuloso de la fiscalía reconoció, en uno de los videos rescatados del propio móvil policial, el momento en que desde el móvil 8723 la persona que ocupa el asiento del acompañante (Wanda Esquivel) lanza un objeto en el exacto lugar en el que minutos más tarde la misma dupla “encuentra”, rastrillando, el arma que los policías intentaron plantarle a #Blas la noche del homicidio.

El segundo debe medirse en su peso político, pero a la larga también aporta información clave para la causa. Está vinculado con la declaración de la Jefa de Policía Liliana Zárate Belleti que se presentó en la sala de audiencias vestida de civil y después de cuatro horas de declaración tuvo varias afirmaciones importantes de las que simplemente vamos a rescatar cuatro.

Primero: Dijo sentir vergüenza por lo que hicieron los policías involucrados en el juicio. Segundo, hacia el final del testimonio y, ante preguntas del fiscal y la querella, definió el crimen como “un claro caso de violencia institucional”, lo que quizás entre en contradicción con las declaraciones radiales del actual secretario de seguridad, Claudio Stampalija, que definió el caso #Blas como un “hecho aislado” y no como un hecho de violencia institucional. Tercero.  Zárate Belletti fue consultada sobre cómo debe ser el accionar de los jefes en los operativos en general y afirmó: “Nunca estuve de acuerdo con que los jefes vayan de visita a los operativos”, sugiriendo que los jefes deben controlar y no hacer sociales con sus subordinados. Cuarto, cuando los fiscales le mostraron la reunión entre los jefes y los policías Esquivel y Alarcón, justo unos minutos después de que estos plantaran el arma, dijo que esos jefes, en esa imagen, no estaban haciendo bien su trabajo ni controlando el accionar de sus subordinados. La imagen en cuestión muestra a cuatro de los acusados (los policías Jorge Ariel Galleguillo, Walter Soria (Cuadernito), Enzo Quiroga y Sergio González reunidos efectivamente sin hacer nada. La sospecha que sobrevuela la sala desde el comienzo del juicio es que alguno de esos jefes (o más de uno) quizás no sólo desconocía que sus subordinados habían plantado un arma, sino que sugirieron que lo hicieran.

La imagen de la cámara delantera cuando llegan a la reunión.

No fiscalizaron

0046.25

Tuvo honor. Esto es una vergüenza.

Claro caso de violencia institucional.