Nacido Jorge Juri, recién luego fue Leonardo Favio.

El apellido de su madre fue herencia ante el padre ausente, y el nombre de Leonardo premonitorio de su renacentismo: cantautor, productor cinematográfico, guionista, director y actor de cine…. y “Buenos noches, la mesa está servida”, gran parlamento con el que debutó en la radio.

Se cantó todo, desmintiendo que lo hacía para juntar guita para hacer cine. Aunque también dijo que si juntaba guita… era porque quería filmar.

Se

Que puede ser tanto un lunfardismo de redes por “si”  como “se” de saber.

Que claro  que supo.

Torre Nilson (el más grande del cine argentino a no ser que los alumnos… superen a sus maestros) fue el primero que le vio el genio. Y le dio un papel protagónico en su peli “El secuestrador”.

Después, y esta vez sí que importa el después al revés que en el tango, Favio fue él mismo.

También en lo que filmaba aunque no apareciera en cámara.

Se cronicó a si mismo con un niño solo, de reformatorio.

Se pintó como Juan Moreira al que "salvó" del bronce pintándolo tal cual.

Tal cual como a Nazareno y al lobo, al lobo del hombre.

Como a Gatica. Al que le hizo decir, no sé si antes, pero si se que mejor que el "gordo Soriano”: "yo nunca me metí en política, siempre fui peronista". Después de 17 años sin filmar por una cruel enfermedad, ¿cuál no lo es?

Antes, en su nacimiento, un 28 de mayo del '38, mal podría saber que había una leyenda que lo precedía

La de los Dioscuros, que él aclaraba.

Geminiano, tenía un gemelo mortal y otro no. Muerto el mortal, el inmoratal no se resigna a vivir sin él.

¡De película!

Juntos, pasaban seis meses en el infierno y seis en el cielo

Como Favio

Un cielo en el infierno.

Y viceversa, claro.