Juani (el nombre es ficticio) tiene la carita redonda, el pelo atado con dos chuflos y una sonrisa que desnuda unos poquitos dientes. Lleva un buzo con un enorme corazón rosa cosido por Gabriela y no para de correr de un lado a otro. Tiene poco más de un año y medio y está empezando a balbucear sus primeras palabras. Luis se desarma cuando la mira. No puede ocultar que lo que le brilla en los ojos es una mezcla de felicidad, orgullo y algo de tristeza. Al fin y al cabo es su hija, o al menos así la siente, aunque dentro de uno o dos meses dejará de serlo. 

Los Orlietti son una de las 185 familias de acogimiento de Córdoba. Forman parte del programa "Familias para familias" de la Secretaría de Niñez Adolescencia y Familia (Senaf), que busca proporcionar a niños en riesgo un ambiente de contención hasta que la Justicia decida sus destinos: revincularlos con sus familias biológicas o darlos en adopción. Las familias de acogimiento no reciben dinero a cambio, tampoco tienen permitido adoptar a los niños que cobijan . Mientras tanto, esa situación puede durar meses o años. 

Se anotaron como familia de acogimiento en 2014. Desde entonces, pasaron por su casa ocho niñas y niños.
Se anotaron como familia de acogimiento en 2014. Desde entonces, pasaron por su casa ocho niñas y niños.

La despedida

Juani llegó a esa casa de barrio Jardín Hipódromo cuando tenía 10 días. Hoy, 19 meses después, está en situación de adoptabilidad ya punto de conocer a su nueva mamá ya su nuevo papá. 

"Es raro, ¿no?", Dice Luis. "Nosotros ya estamos llorando porque se va a ir y los nuevos papás no saben todavía que la van a recibir". Juani, mientras, va de los brazos de él a los de ella y no para de hacer monerías.

las familias de acogimiento proporcionar a los niños un ambiente de contención hasta que la Justicia decida sus destinos: pueden regresar con sus familias o ser adoptados.
las familias de acogimiento proporcionar a los niños un ambiente de contención hasta que la Justicia decida sus destinos: pueden regresar con sus familias o ser adoptados.

Los Orlietti tienen cuatro hijos de entre 24 y 30 años y una nieta de dos; Ailina. Ninguno vive con ellos. Pero hace seis años, cuando decidieron empezar a recibir bebes en acogimiento, estaban en la casa. "La decisión se tomó en familia", afirman a coro . "Vimos una convocatoria en Facebook y nos presentamos", explica Gabriela. "A la primera entrevista fuimos todos, después llaman de a uno para ver si hay coincidencia en la decisión. Después vino una trabajadora social y al poco tiempo el primer bebe", agrega.

Desde entonces por ese "amor amplio" como lo define Gabriela, pasaron ocho bebés . Algunos cuatro fueron meses, otros cinco, una nena estuvo 16 meses y ahora Juani que rompió el récord. "Por supuesto que cuando se van llorás, unos días, una semana. Pero después pasa y empiezas a desear que venga el próximo" se sincera Luis. 

El desapego

"Yo a uno de ellos lo lloré un año - dice Gabriela— porque vos no podés medir cuánto te vas a encariñar. Y cuando se fue, llegaba la tardecita y me agarraba una melancolía que no podía parar de llorar. Y mirá que ya teníamos a otra, pero igual ".

Otra vez cuando vino la familia adoptiva, su hija salió a la puerta a despedirlos y estalló en llanto. Tanto que el Papá la miró con lo ojos húmedos y le dijo "¿qué hago, me lo llevo o se lo dejo a ella?". 

Gabriela y Luis tienen cuatro hijos y una nieta. Pero ellos prefieren decir que tienen un "amor ampliado". Las familias de acogimiento no pueden adoptar a los niños que cobijan.
Gabriela y Luis tienen cuatro hijos y una nieta. Pero ellos prefieren decir que tienen un "amor ampliado". Las familias de acogimiento no pueden adoptar a los niños que cobijan.

Gabriela y Luis hablan con calma y mucho humor. No hay drama en el relato. Dicen que la experiencia les enseñó que la maternidad biológica y todo lo que la rodea no es tan importante. "Nuestros amistades no entienden cómo hacemos cuando se van. Y yo les respondo que lo mismo que cualquier familia cuando un hijo le dice que se va a ir de la casa" dice Gabriela. 

"Nosotros nos quedamos bien cuando ellos se van bien, y sumamos familia porque los seguimos viendo", agregan. Tanto en caso de niñas o niñas revinculados o adoptados, si hay acuerdo entre las partes la relación continúa. De hecho Luis es padrino de uno y Gabriela madrina de otro .

Hace un tiempo uno de los niños que fue adoptado, ya en la edad de averiguar, comenzó a preguntar: “¿De qué panza salí yo”. Su madre se vio en aprietos y le tiró la pelota a Gabriela, que tampoco le dió una respuesta convincente. Entonces organizaron un zoom. En medio del cónclave y probablemente cansado de no entender mucho, el pequeño cerró categórico: "Ya sé. Cuando esté en casa mi panza es la de la mamá y cuando voy a tu casa mi panza es la tuya, Gaby". 

Ante la pregunta del porqué lo hacen la respuesta es clara: "¿Y si hacerlo podemos por qué no?" Sostienen que se genera un vínculo de amor “más transparente y genuino”. “Son personitas que vienen de una situación seguramente dolorosa y que necesitan de ese amor. Y si no estamos nosotros van a una institución. Y está comprobado que cuando pasan por una familia, el apego futuro es más seguro ”, dice Gabriela. Y finaliza:" Por eso cuando no sentimos que no debemos nada. Nosotros tomamos la decisión de tenerlos y aceptamos las condiciones ". 

Cómo anotarse 

Las familias de acogimiento no reciben retribución a cambio. La provincia les aprovisiona de pañales y leches, en los casos de bebés. Además, los niños reciben la obra social Apross.

Quienes estén interesados ​​pueden comunicarse por teléfono a las líneas (0351) 4343456/59 Int. 151 (0351) 4343332 , o  por correo electrónico a la direrección  familiasdeacogimiento@gmail.com.

También personalmente en Maestro López 113 Pabellón Eva Perón. Ex Complejo Pablo Pizzurno
En el interior, podes contactar a la Unidad de Desarrollo Regional (UDER) de tu jurisdicción.