Cada 26 de septiembre en América Latina se pone foco en la prevención del embarazo adolescente no deseado. Principalmente se habla de embarazo no planificado en las menores de 19 años, ya que cuando sucede antes de esa edad, se considera a la maternidad como uno de los principales obstáculos para la continuidad educativa.

Sin embargo, es uno de los aspectos a considerar, porque cuando un embarazo adolescente no es planificado o deseado hay una gran cantidad de aspectos estructurales para tener en cuenta, como la fata de educación sexual, iniciación sexual precoz y/o coerción para la primera relación sexual, la ausencia de un sistema de salud con acciones concretas direccionadas al público adolescente desde la niñez y contextos sociales y familiares complejos, entre muchas otras.

La Educación Sexual Integral es un derecho de cada menor, menor que es un ciudadano. No es una prerrogativa de un adulto, la Iglesia o una institución, es un derecho fundamental humano de los niños y niñas.

En nuestro país y de acuerdo a datos extraidos las Estadísticas de los "Hechos Vitales de la Población Adolescente en la Argentina" elaborados por la Dirección de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) Fondo de las Naciones Unidas por la Infancia (UNICEF) junto al Ministerio de Salud de la Nación, en 2019 de un total de 625.441 bebés nacidos vivos, 1938 fueron hijos e hijas de madres menores de 15; 69.803 lo fueron de madres de entre 15 y 19 años. En el caso de Córdoba, 102 nacieron de madres menores de 15 y 5.121 lo hicieron de madres entre 15 y 19.

Esto significa que en nuestro país, cada 3 horas una adolescente entre 10 y 14 años se convierte en madre. Y de esos embarazo, 7 de cada 10 son no intencionales.

Este dato alerta especialmente porque a menor edad de la niña o adolescente aumenta la probabilidad de que ese embarazo haya sido producto de una violación o de explotación sexual. Otro aspecto a considerar es que también aumenta la diferencia de edad con el varón que participó a la vez que disminuye la probabilidad de uso de métodos anticonceptivos por la falta de poder de decisión y de control de la situación por parte de la menor. A esto se suma, el riesgo potencial de complicaciones físicas en el embarazo y parto, el mayor riesgo de partos prematuros y de bebés con bajo peso con más probabilidades de contraer enfermedades que puedan producirle la muerte en el período perinatal.

De acuerdo a un relevamiento de la Defensoría del Pueblo de la Nación, para 2015, sólo el 16% de las madres menores de 20 años tenían el secundario o polimodal completo. Este hecho influye directamente en su capacidad de inserción laboral. Del mismo informe se desprende que un 67% de las personas jóvenes que no estudia, no trabaja ni busca trabajo, son niñas y adolescentes que cuidan niños/as en sus hogares.

En nuestro país, un tercio de las/los adolescentes no utilizó ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual, y de ese total casi la mitad no lo hizo por falta de información o por información errónea. Una encuesta revela que el 4% de las adolescentes afirmó haber sufrido algún tipo de coerción para su primera relación sexual, y otra realizada en la Pcia. de Buenos Aires muestra que el 24% de las jóvenes entre 15 y 29 que no usan métodos anticonceptivos lo hacen porque su pareja no quiere.

Con una ley que garantiza la educación sexual integral en las escuelas para menores de edad, todavía hay mucho por abordar para reducir la cifra.