Pero, quienes si lo vieron, desde el comienzo de su carrera, fueron los más grandes, los que lo seguían en Argentinos Juniors o en Boca, en Nápoles o en donde estuviera jugando. Lo escuchaban a través de la radio o lo veían por la tele. Para muchos “fue el único que les cumplía y les daba alegría”.

Para Carlos Astrada (76 años), del Centro de jubilados Los Granados, Maradona significó: “Mucha historia, recuerdos... la alegría que le dio a la patria futbolera.... el mundo entero fue testigo de la magia que nos regaló a los argentinos... se fue el más grande, nació la leyenda... y afortunadamente, lo disfrutamos con nuestros ojos...”.

Tal vez, reconociendo ese amor y, sabiendo lo que significa no llegar a fin de mes, Diego Maradona también expresó su apoyo a uno de los sectores más castigados de nuestro país: los jubilados. Fue en 1992, año en el que protestaban los miércoles frente al Congreso, con motivo del fallecimiento del relator de fútbol José María Muñoz. Maradona se dirigía al velorio y pasó muy cerca de la manifestación. Fue ahí cuando un hombre lo cuestionó que no gritaba por los jubilados que estaban reclamando allí por mejoras en sus haberes y por la privatización de las jubilaciones, que derivó en la creación de las AFJP. Frente a la consulta de los periodistas, Maradona hablo, fiel a su estilo: “Mirá si yo no voy a bancar a los jubilados. Me duele más que a vos”, disparó Diego, visiblemente molesto. En eso, agregó: “A mí me parece fantástico el reclamo, yo defiendo a los jubilados. ¿Cómo no los voy a defender? Hay que ser muy cagones para no defenderlos. Ese estúpido me dijo que no grito por los jubilados. Yo estoy a muerte con ellos, porque lo que les hacen es una vergüenza”, dijo en aquel entonces.

Era un sentimiento mutuo, de amor y agradecimiento. Las personas mayores lo sintieron cerca siempre. Era el hijo, o el nieto, la ilusión y la emoción de verlo gambetear. Con todas las imperfecciones, como cualquier ser humano. Era, para muchas de esas personas mayores, el único que no les fallaba, el que les regalaba alegría en un mundo lleno de promesas incumplidas.

Por eso lo despiden con enorme tristeza y mucho amor, agradeciendo lo que le dio al pueblo argentino y comprendiendo que, como todo ser humano, pudo cometer errores a lo largo de su vida: “Es de esos genios, que surgen de tanto en tanto, dotados de habilidad, sutilezas, picardía y sobretodo de alegría para jugar este deporte. Cada una de sus jugadas eran como un cincel plasmando el mejor cuadro. Fue permanente el feeling con la tribuna. Todos lo querían tener en su equipo. Con la celeste y blanca es el único que unió a todos los argentinos. Vivió a su manera. No somos quienes podemos juzgarlo o condenarlo. Ahora es una leyenda que nos hizo muy felices y nos dio tantas alegrías. Descansa en paz Diego, ya hiciste Muchas gambetas” dijo emocionado, Néstor Gordillo (71 años) integrante del Centro de jubilados de Yofre Norte.