Durante el verano, miles de tucumanos ralean y cosechan manzanas y peras en el Alto Valle del Río Negro y Neuquén, mientras otros tantos jujeños van a la uva o a los duraznos de Cuyo. Cientos de chaqueños cosechan frutillas en Coronda, Santa Fe. Santiagueños despanojan maíz en los semilleros en el norte de la provincia de Buenos Aires o recogen aceitunas en los valles de Catamarca. Comparsas de esquiladores recorren el país desde Corrientes a Santa Cruz.

Estos trabajadores, que dejan sus hogares y se trasladan siguiendo el calendario de las cosechas, son los llamados “trabajadores golondrina”, que se caracterizan por la baja calificación de su mano de obra, y por la precariedad de sus condiciones laborales.

Pese a que desde el 1 de mayo se fueron habilitando los permisos Volver a Casa, para que las personas que quedaron varadas por la cuarentena del coronavirus puedan regresar a sus provincias de residencia, más de 300 personas no consiguen la autorización para regresar a sus hogares. 

Desde la Dirección Nacional de Acceso a la Justicia brindan asesoramiento ingresando a la web: https://www.argentina.gob.ar/justicia/afianzar/caj

"Destrabamos el regreso de varios grupos, pero con mucho esfuerzo. Nos llevó más de una semana, a veces diez días, cuando se trata de personas que ya están hace un mes y medio en esta situación y que una vez que lleguen a sus localidades van a pasar por una cuarentena”, señaló Gabriela Carpineti, titular de esa área a Página/12.

“Son personas a las que les costó mucho hacer visible su situación, porque la mayoría no tiene conectividad, dejaron de percibir ingresos y no accedieron al IFE (el bono de 10 mil pesos para monotributistas). Las provincias en su mayoría tienen actitudes arbitrarias para que ingresen y se hace muy dificultoso el permiso. Luego sigue el problema del transporte, porque no son personas que tengan su propio vehículo ni medios para pagarse un micro”, explicó.

La Dirección ayudó a volver a sus localidades a cosechadores de aceitunas que habían quedado varados en San Juan, a trabajadores de la vendimia mendocina que quedaron a medio camino en Salta y a floricultores, también oriundos de Salta, que habían quedado en Florencio Varela. Pero todavía quedan, según el registro de Acceso a la Justicia, trescientos sin poder regresar, contó Carpinetti.

La funcionaria detalló que “hay dos gobernaciones con las que es muy difícil trabajar, una es la jujeña, de Gerardo Morales, y la otra es la administración salteña, a cargo de Gustavo Sáenz".

Así, afirmó que "lo más ignominioso es que hay distinta vara, porque cuando tiene que entrar alguien con recursos económicos, de afuera del país se lo deja ingresar, pero cuando tiene que ingresar un migrante interno, para volver a su casa, a su humilde rancho, no lo están dejando. Me consta que cuando ha venido gente del exterior la han dejado entrar a la provincia de Salta y a estos trabajadores, que son migrantes internos, con lo que había mucho menos riesgo, no”.