El lanzamiento del satélite Saocom 1-B puso en agenda la contribución de las mujeres al proyecto, que fue de vital importancia para su concreción por sus roles en lugares estratégicos.

Todo esto, en un contexto en el que comienza a ponerse en valor la participación femenina en las ciencias y en el que su inclusión en las disciplinas y carreras exactas todavía no es igualitario.

Una de las mujeres involucradas en el lanzamiento del satélite, el segundo de una serie dedicada al monitoreo del la superficie terrestre, es la profesora e ingeniera aeronáutica Sabrina Tántera, encargada de la gestión del laboratorio de integración y ensayos mecánicos de la antena SAR 1A 1B y del satélite.

En diálogo con un móvil de Canal 10, Tántera comentó que ingresó a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) hace siete años, como encargada de ensayos y junto al grupo que conformaron llegó donde está hoy en día. 

Las mujeres ocupan distintas áreas dentro del CONAE, informó. "En el área térmica, en el MOC (Centro de Operaciones de la Misión), en otras sedes" y, contó que "hay mujeres técnicas en el área de soldadura especial para todos los componentes que van al espacio que hacen un desarrollo muy delicado de todas las soldaduras que están impresas en este Saocom 1A y 1B".

La situación de disparidad "por suerte está cambiando y esperemos que sea en conjunto con el hombre y que juntos vayamos a la par por el bien común".

Así, expresó que "hay muchos varones que van apoyando la idea de que la mujer sea una compañera y no una persona vista como un enemigo".

Por otra parte, la jefa del proyecto SAOCOM es Josefina Péres, una joven ingeniera electrónica que lidera el equipo que construye, pone en órbita y supervisa el funcionamiento de los satélites. La operación del satélite es coordinada por Florencia Bene, directora de un equipo que determina la conexión del satélite con estaciones terrenas y su descarga de datos, cosa que ya hacen con el SAOCOM 1A.

Otras dos mujeres en posiciones estratégicas son Yanina Iberra y Laura Moreschi. La primera se encarga de procesar las imágenes que se descargan del satélite, mientras que la segunda coordina las actividades de ingeniería de vuelo, lo que evita que el satélite choque con chatarra espacial.

También hay mujeres en roles técnicos. Tal es el caso de Romina Solorza, geógrafa y doctorando en Geología. Para la misión Saocom, ella está en la subgerencia de Aplicaciones y Productos. Con los datos que arroja el satélite, Solorza monitorea procesos relacionados con la tierra: fusión de la nieve, glaciares, procesos de remoción en masa, deslizamientos y vigilancia del océano. En este último punto, ella busca generar aplicaciones que posibiliten la detección de objetos en el mar, tales como manchas de petróleo o barcos ilegales.

Estas mujeres son parte de una generación que comienza a ser más consciente de la perspectiva de género en las ciencias y desnaturaliza las desigualdades, a la vez que son referentes para la próxima generación de científicas. La formación universitaria en carreras exactas tiene una gran mayoría de varones incluso en la actualidad, y en algunos casos las mujeres transitan la carrera siendo las únicas mujeres del curso y sufriendo machismo por parte de compañeros y docentes.