Desde que comenzó a hablarse del Coronavirus, el foco estuvo puesto en la población de mayor vulnerabilidad: los adultos mayores.

Y tiene toda la lógica. Las medidas de seguridad, aislamiento y cuarentena se tomaron alrededor del mundo pensando especialmente en ese segmento y para evitar colapsos en las redes sanitarias.

Pero con ya más de 40 días de encierro, los más chicos, que han sido muchas veces invisibilizados, empiezan a ser tomados más en cuenta.

Los niños, están encerrados desde antes porque el cierre de instituciones educativas se decretó una semana antes que la cuarentena obligatoria para todos. A ellos, la adaptación, creemos, les resulta más sencilla. Se habló sobre su situación fundamentalmente por las cuestiones escolares, pero el foco sólo quedó limitado a eso.

Con la expectativa generada tras el anuncio del sábado pasado sobre las salidas recreativas de una hora para los más chicos, se volvió a prestar atención en lo que pasa con ellos, sobretodo aquellos que vienen en espacios más reducidos.

Consultamos a familias cordobesas que viven en departamentos.

Renzo es papá de mellizas de tres años. Paulina e Isabella viven con él en un departamento en barrio General Paz, sin balcón. Ellas entienden que no pueden salir porque afuera está "la Coronavirus".

Los días se pasan entre disfraces, lápices y películas. El anuncio del sábado los ilusionó, a todos. Sin embargo, la excepción de nuestra provincia volvió todo a cero. Las chicas no han modificado sus conductas, aunque la ansiedad por compartir con su familia va creciendo. Que sean dos, y pares, ayuda mucho a la situación.

Carolina y Joel son papás de dos nenas, Belén de 6 y Matilda de 4. Ellos viven en un departamento con balcón y desde que arrancó la cuarentena dicen que hubo varias modificaciones.

Belén es más introvertida y le cuesta verbalizar lo que siente. Va a segundo grado y los momentos de las tareas ponen en juego las habilidades de toda la familia. Belén se enoja por lo general con las actividades escolares.

Matilda pone más en palabras lo siente. Ella quiere "volver a ser libre".

La familia no puede ir a espacios verdes, bajar a la plaza, actividades que eran habituales. 

"Comen mucho más, por aburrimiento", explica su mamá. "Necesitan contacto con la naturaleza, tener vitamina D por exponerse un poco a los rayos del sol. Es nuestra responsabilidad como papás contar que ellos también tienen necesidades", agrega.

Joel por su parte asegura: "Se entiende que nos tenemos que quedar en casa y respetar la cuarentena. Pero la hora de salida debería aplicar para los niños, por su salud mental y se entiende que debería ser una cuestión de gestión".

"Debería haber alguna forma de organizarse para que salgan en distintos horarios por ejemplo. Los chicos tienen que tener contacto con la naturaleza para descargar energías pero también para recargar con todo lo que el aire libre aporta", concluye Carolina.

Ricardo vive con su esposa María José y con sus dos hijos, Francisco de 12 años y Victoria de 7. Viven en un departamento en Bajo Palermo, sin balcón. Ambos están trabajando desde su casa. 

"La cuarentena la vamos llevando con altos y bajos, según los días. Los chicos tienen varios elementos para pasar el tiempos además de sus tareas. Tratamos de ir a la terraza para que despejen y tomen aire y sol. Los chicos entienden bien. Tenemos muchas ganas de salir, pero queremos hacerlo cuando nos sintiéramos más seguros y creemos que un permiso como el anunciado por Alberto Fernández debería estar regulado de forma muy clara", cerró.