En un mundo marcado por la falta de derechos, de oportunidades y por la inequidad social, la exigencia de ver siempre el "vaso medio lleno" se ha vuelto una doctrina que impera en el mundo digital y que invade nuestra vida diaria, afectando nuestra forma de relacionarnos con otras personas y con nosotros mismos.

“Ámate a vos mismo”, “el que quiere puede” y “piensa en positivo” son algunas de las premisas más comunes que alientan a tener una conducta que oculta y reprime los sentimientos etiquetados como “negativos” como la frustración, la tristeza y el enojo.

Este estilo Good vibes only! se volvió una moda en las redes sociales en donde influencers y páginas Web, que repiten este tipo de discursos, te muestran que “Ser feliz es muy fácil, y si no lo estás consiguiendo enseguida, es porque lo estás haciendo mal”.

Esa presión social de estar feliz todo el tiempo se llama positividad tóxica y los especialistas aseguran que genera problemas a la salud mental. Entre las consecuencias más comunes se encuentran: los problemas de autoestima, la depresión y la ansiedad.

¿Por qué tenemos que sentirnos bien todo el tiempo?

Numerosas campañas y movimientos que se han vuelto virales en redes sociales, como Instagram o Tik Tok, han sido duramente criticados y acusados de reducir todos los problemas, malestares y angustias que una persona puede transitar a la frase: “Sólo tienes que quererte”.

Una de esas críticas ha quedado plasmada en uno de los capítulos de la exitosa serie norteamericana Euphoria, que en su última temporada incluyó el positivismo tóxico y apuntó contra la famosa campaña “Body Positive” como una de las promotoras de generar este tipo de conductas que pueden volverse nocivas para una persona.

Euphoria 2x02 Kat - Love yourself scene subtitulado

La mirada de un especialista

En una extensa nota del psicólogo Luis Miguel Real especializado en adicciones y otros trastornos, como la depresión y variantes de ansiedad, explica que este enfoque de positividad extrema crea una infantilización de la vida y que “las ganas no siempre lo son todo, el contexto importa. Simplemente, no todo el mundo puede ser astronauta, y eso no tiene nada de malo ni le quita sentido a la vida.”

En esa falsa omnipotencia, dice el especialista, la persona se niega a sí misma la oportunidad de enfrentarse a los problemas de una manera madura propia de un adulto: aceptar las dificultades y la frustración, sostener el dolor con dignidad, y movilizar nuestros recursos hacia la mejora. De una manera optimista, por supuesto, pero realista, y no olvidando que para superar muchas dificultades necesitaremos algo de estrategia.

Pero, ¿por qué estos mensajes son tan efectivos en redes sociales?

Porque la felicidad vende. Luis Miguel Real explica que los discursos motivacionales y las frases del tipo “puedes con todo” son mensajes muy bien recibidos por cualquier persona y, que a esto, lo saben las grandes marcas desde hace mucho: la gente es más proclive a comprar cualquier cosa si les hace sonreír, a pesar de que no sea algo necesario. El optimismo extremo fomenta las compras impulsivas y el consumismo.

“Sonríe, es la solución a todos tus problemas (pero no siempre lo es). Es un anestésico barato y accesible, y a veces es un producto más. Además de parecer inofensivo, es muy accesible: en muchos casos asegura un pequeño subidón de ánimo inmediato (un refuerzo conductual), a pesar de que raramente mejore nuestra vida a largo plazo, más allá del mero efecto placebo.”

¿Cómo reconocer un discurso de positivismo tóxico?

El especialista cuenta que es sencillo reconocer muchos de estos mensajes. Son absolutos, polarizados, hablan en términos de todo o nada, intentando describir la realidad en afirmaciones esculpidas en piedra, sin admitir matices o tonos de gris.

Esta ideología se asocia mucho a valores como la libertad, sin embargo no suele dejar mucho lugar a la elección.