La falta de respuestas es la principal preocupación de diversas ONGs, espacios ambientalistas y vecinos de la localidad de Cuesta Blanca, por no contar en estos tiempos con el guardia ambiental.

El trabajador que se desempeñaba en el lugar fue cesanteado por la gestión de la presidenta comunal Andrea Jordán con el argumento de las restricciones de la cuarentena.

Pero desde hace tiempo que se suman los reclamos para su reincoporación, en virtud de la relevancia de un cargo que llegó a tener a la localidad como ejemplo de protección medioambiental.

Las agrupaciones EAyT (Educación, Ambiente y Trabajo) y la ONG ambientalista ADARSA (Asociación de Amigos del Río San Antonio) encabezan los reclamos, mientras que vecinos agrupados como "guardambientes voluntarios"  recolectan firmas de una presentación ante las autoridades.

Consideran "esencial" el cuidado y la protección de los espacios de la localidad, que es dividida por el cauce del río San Antonio, en pleno valle de Punilla. 

"Este cargo nos ha permitido que contemos con un entorno natural protegido, playas limpias sobre el río San Antonio, pureza del aire y la tranquilidad necesaria para disfrutar de los bienes y servicios que brinda el ecosistema serrano en el que vivimos", argumentan.

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