La mayoría de las personas consume paracetamol de vez en cuando para reducir dolores o bajar la fiebre. Y, confiados en la lógica de la medicina moderna, muy pocos lo asociaríamos con daños directos a la salud.

Pero un estudio publicado el lunes en el Medical Journal of Australia revela un aumento preocupante en las intoxicaciones por paracetamol y el daño hepático resultante en Australia durante la última década.

De hecho, el paracetamol es la primera causa de llamadas al centro australiano de contacto en casos de intoxicación.

Hasta aquí las autoridades médicas de la gran mayoría de los países han considerado al paracetamol seguro si se usa hasta un máximo de cuatro gramos al día en adultos (equivalente a ocho tabletas de 500 mg). Cuando se excede esta dosis, existe la posibilidad de daño. Y cuanto mayor es la dosis, mayor es el riesgo.

El estudio publicado analiza datos de admisiones a hospitales australianos, llamadas a centros de toxicología y registros de médicos forenses en casos de intoxicaciones, lesiones hepáticas y muertes. El número anual de casos de intoxicación por paracetamol aumentó en un 44% en el período comprendido entre 2007-08 y 2016-17.

En ese tiempo se registraron más de 95,000 hospitalizaciones relacionadas con paracetamol. Las lesiones hepáticas por paracetamol se duplicaron durante el mismo período. Más de 200 personas murieron por envenenamiento con paracetamol en Australia en el período considerado.

Lo que una sobredosis de paracetamol le hace a su cuerpo

El paracetamol en sí no es tóxico, pero en grandes cantidades excede la capacidad del cuerpo para “procesarlo” de manera segura. Esto puede conducir a la acumulación de un metabolito (un producto de la descomposición) tóxico, que resulta en muerte de las células del hígado.

La cantidad que constituye una dosis tóxica depende de circunstancias que incluyen el período de tiempo en el que se toma el paracetamol y el peso de la persona. Pero cualquier adulto que ingiera más de cuatro gramos en un día puede estar en riesgo.

En casos severos, la insuficiencia hepática resulta en que la persona necesitará un trasplante de hígado o no sobrevivirá.

El paracetamol es la principal causa de insuficiencia hepática aguda en el mundo occidental.

Existe un antídoto contra la toxicidad del paracetamol, llamado N-acetilcisteína, que se administra por vía intravenosa en los centros de atención médica. Este antídoto funciona mejor cuando se administra temprano: debe iniciarse antes de que aparezcan los síntomas. Los síntomas de intoxicación por paracetamol (náuseas, vómitos y dolor abdominal) indican que el daño ya ha comenzado.

Los pacientes que toman sobredosis muy grandes o aquellas sobredosis generadas con paracetamol de liberación lenta tienen más probabilidades de sufrir insuficiencia hepática a pesar del tratamiento con el antídoto.

Al respecto, advierte el estudio que el paracetamol de liberación lenta ha sido diseñado para ser liberado durante un período más largo y eso puede contribuir a confusiones que pueden derivar en sobredosis.

El paracetamol no es una droga que genere adicción o dependencia fisiológica, como es el caso de los opioides u otras drogas. Existen casos de intoxicaciones accidentales, pero también se registran casos de intoxicaciones intencionales, que ocurren cuando las personas a sabiendas toman demasiado paracetamol como una forma de autolesión. En el estudio se refleja que alrededor de las tres cuartas partes de los casos fueron intencionales.

Otra situación frecuente es la de intoxicación en menores; casos que se producen por negligencia de los adultos responsables o en casos de niños que ingieren dosis elevadas accidentalmente.

Algunos consejos para evitar una sobredosis accidental

Es importante conocer las marcas de productos que contienen paracetamol, incluidos los productos para resfriados y gripe, para evitar duplicar las dosis. Las personas también deben leer el prospecto y asegurarse de seguir las instrucciones de dosificación.

El paracetamol debe almacenarse fuera del alcance de los niños.

Se puede dosificar cada cuatro a seis horas, pero no debe exceder las cuatro dosis en un período de 24 horas. Para hacer más seguro el consumo, lleve un registro de las dosis administradas.