Jorge Diener es un investigador argentino que vive hace más de 20 años en Israel y desde hace 6 se desempeña como director Internacional del hospital Hadassah, en ese país. Allí, junto a su equipo,  lleva adelante una prueba en al menos 10 pacientes que están internados en ese centro de salud afectados por el Covid-19.

"Nuestro equipo de investigación y científico hace dos días empezó un experimento con una droga -camostat mesylate- que se usa para captar pancreatitis en Japón. Empezamos el experimento en enfermos de coronavirus en el hospital, y es para demostrar que esta droga puede conseguir que el virus no ataque a las células sanas y frene la evolución en un paciente que ya está infectado", explicó en diálogo con Destape Radio.

"Si se confirma el experimento que estamos haciendo en los enfermos, va a ser un desarrollo muy importante en el tratamiento de esta terrible pandemia del Covid-19", manifestó Diener, quien aseguró que las conclusiones se tendrán en los próximos días y que los pacientes se encuentran "estables".

"Cuando alguien ya está infectado y llega al hospital con síntomas moderados, en ese momento se le da esa droga. Nuestra hipótesis es que esta droga frena el virus antes de que ataque a los pulmones", enfatizó el experto, evitando así que los pacientes pasen a ser graves o agudos.

"Esto inhibe la infección de las células pulmonares antes de que el virus las ataque. Si se confirma, será algo revolucionario que reducirá en potencia el número de fallecidos y de pacientes graves en los hospitales", agregó Diener.

El líder de la investigación es el director de Microbiología del Hospital Hadassah, Eyal Mishani, quien trabaja junto a Diener, en su calidad de director internacional del Centro Médico Hadassah, a cargo de las relaciones internacionales y responsable de la respuesta global de Hadassah al COVID-19 y la pata argentina de este grupo de talentos y mentes brillantes que no descansan, en pos de frenar la pandemia.

La investigación de Hadassah plantea en su pregunta fundamental un doble estándar que resulta virtuoso: un impacto individual que mejora -en un lapso corto- la salud del paciente; y un efecto social sobre la pandemia, al optimizar la infraestructura de salud y evitar que colapse. Es decir que menos pacientes moderados se conviertan en graves.

Israel, hasta la fecha, tiene 126 personas fallecidas por el virus, 12200 casos confirmados y más de 2300 pacientes recuperados.