El 29 de marzo de 2020, Ramiro Ramón Ruiz, 34 años, changarín, llegó a una panadería de Lavalleja al 2900 en barrio Alta Córdoba y le exigió a la mujer que atendía la recaudación del día: 700 pesos. Ruiz huyó. Pero fue detenido a las seis cuadras.

Estuvo preso unas horas y recuperó la libertad. Por la tarde, el mismo día, en una cafetería de barrio Alberdi, esperó que se fuera una clienta, tomó un cuchillo serrucho y le exigió al dueño comida y dinero. Sacó de la caja 1.230 pesos y se dio a la fuga. También terminó detenido. 

Casi un año después, el 26 de marzo pasado, la Cámara del Crimen de 5 ° Nominación lo condenó a la pena de tres años de prisión. La pena mínima prevista para el robo con armas son cinco años de cárcel. Pero el tribunal, en este caso con integración unipersonal de María Susana Blanc Gerzicich de Scapellato, declaró inconstitucional el piso y estableció una condena menor, de tres años.

Ruiz es salteño y actualmente vive con su madre en la villa Los Galpones. Es soltero, tiene dos hijos de 19 y ocho años. Su expareja trabaja en una cooperativa de cartoneros. Tiene 13 hermanos y hace un año y medio falleció su padre mientras era sometido a diálisis. El hombre solía trabajar como ayudante de albañil.

La jueza consideró que es “irrazonable” aplicar esa condena a “un hombre sumamente humilde, al punto que nunca fue escolarizado, analfabeto, que vive en una villa y se dedica a juntar cartones o eventualmente a trabajar como peón de albañil ”.

La magistrada también recordó que el 29 de marzo, cuando salió a robar, el país estaba desde hacía nueve días en un estricto aislamiento social preventivo y obligatorio por la pandemia de Covid-19.

“Entonces yo me pregunto -reflexionó la jueza- este hombre dedicado a recoger cartones ¿Cómo podría obtener material para vender si no podía circular por la calle? Y si de algún modo hubiera logrado hacerse de alguna mercadería ¿dónde podría venderla para obtener dinero? ”

Señaló que no recibía ayuda social, ni era un trabajador con un sueldo a fin de mes.