Cuando Ana María Soffiantini fue torturada en la ESMA escuchó de fondo las canciones de Mercedes Sosa. En la “avenida de la felicidad” –el pasillo saturado las 24 horas de luces fluorescentes– los prisioneros esperaban su tiempo de tormento. Ahí “estaba el tocadiscos que se activaba al máximo volumen”. Mario Villani se vio forzado a repararlos, además de las picanas: el Wincofon también se había convertido en instrumento de la guerra contra prisioneros tabicados. 

Parte de estas historia están contadas en el libro Satisfaction en la ESMA de Abel Gilbert, periodista, escritor y músico. Hace unos años comenzó con una investigación que correspondía a su tesis de doctorado y que finalmente, hace un mes, fue publicado por la Editorial Gourmet Musical. Las relaciones entre música y sonido durante la última dictadura militar argentina (1976-83) resultan atrapantes y proponen descubrir un sentido pocas veces explorado en este tipo de relatos: el oído.  

Gilbert propone la reconstrucción de un mapa sonoro que incluya testimonios, archivo y experiencias personales. La estructura está formada por nueve capítulos que indagan una multiplicidad de temas, desde distintas perspectivas y algunos van marcando el tono: “La playlist del torturador”, “Los suicidados”, “El Ejército curador (musical)”. Aparecen, por un lado, los modos de escucha del horror y, por el otro, obras que dan cuenta de la experiencia bajo el terrorismo estatal. 

Una de las motivaciones que tuvo Abel para empezar este libro fue haber leído un testimonio que recuerda la canción “Satisfaction” de The Rolling Stones utilizada en salas de tortura. A partir de ahí, para el autor se abrió una caja de pandora en la recopilación de voces que lo llevaron a preguntarse entre otras cosas, ¿Cómo funcionó el oído a partir del disciplinamiento del terror? ¿Qué rol ocupa la música en la reconstrucción de una historia? 

La propuesta del libro es tomar una perspectiva diferente de lo que significa vivir en dictadura desde una experiencia sensorial, auditiva. Los sonidos, dice Gilbert, permiten re-configurar un “mapa sensible” de esos años. En conversación con Pablo Ramos por la FM 102.3 más que música, afirma que “hay mucho para reconstruir desde un sentido que no sea visual”.

Hace referencia a un ejemplo local como lo es el Ex Centro Clandestino La Perla y se pregunta  “¿Cuál fue el lugar de la música? ¿Qué escuchaban los sobrevivientes? ¿Qué escuchaban los castigados? ¿Cómo funcionaba el oído ahí?”.

Tomar los sentidos para configurar la memoria es la propuesta de este libro que lleva a cabo un proceso inédito en Argentina. Trabajar con los sonidos y proponer un viaje reflexivo sobre música, poder y sociedad. Como afirma su autor “si ponemos al oído en un lugar de importancia en cómo se configura una sociedad y como se escucha una trama social, nos vamos a encontrar con muchas sorpresas”. 

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Entrevista a Abel Gilbert by cba24n.com.ar