Este mes se cumplió el trigésimo aniversario del primer trasplante de corazón en la provincia de Córdoba, realizado el 21 de abril de 1990 en el Hospital Privado.

El doctor Roque Córdoba fue jefe del equipo que realizó la cirugía y relató cómo fue el procedimiento a radio Universidad. En el procedimiento, que duró desde la tarde hasta la madrugada siguiente, participaron los médicos Marcos Amuchástegui, Henry Paladini, Roberto Paganini, Ricardo Navarro y Jorge García González.

El cardiocirujano estudió primero en Córdoba y luego en Birmingham, Alabama; en una institución con "una enorme preponderancia a la cardiología y a la cirugía cardíaca. Allí llegué en 1984, y al año ya había varios lugares en Estados Unidos que habían hecho unos 30 trasplantes de corazón. En el tiempo que pasé allí tuve la idea fija de volver a la Argentina", relató.

En 1989, se creó el equipo de realización de trasplante en el Hospital Privado. Ya en 1990, el paciente que operan por primera vez en Córdoba, Hugo Berbotto, tenía 36 años y una cardiopatía que se presume de origen genético, ya que su hermano había fallecido en las mismas circunstancias. 

"El paciente estaba muy mal clínicamente, y estaba viviendo una película que ya había visto. No podía acostarse porque tenía falta de aire total. Sabíamos que si le colocábamos respirador, de allí no lo sacábamos más", expresó.

Luego del trasplante, Berbotto vivió casi 9 años y "paradójicamente, falleció porque dejó de tomar la medicación. Luego de los 5 años, los pacientes se sienten tan bien que prueban hasta dónde aguantan sin los remedios", lamentó el doctor Córdoba.

"Debí volver a Estados Unidos seis meses a aprender el armado de la infraestructura para el trasplante, la técnica ya la teníamos. El corazón del donante tiene un tiempo limitado fuera del cuerpo de cuatro horas. No podíamos ir a buscar un corazón a Tierra del Fuego. Teníamos que movernos en un radio que no demorara más de dos horas y media. El donante fue un joven oriundo de Laguna Larga, que había tenido un accidente en Río Segundo y estaba internado en el Hospital de Urgencias", contó.

El desafío para el cardiocirujano fue aprender el knowhow y amoldarlo a la realidad cordobesa sin que la cirugía perdiera efectividad. "En Estados Unidos me abrieron todas las puertas, no me ocultaron ninguna información y me proveyeron de algunos elementos que acá no existían", afirmó.

"Mi miedo más grande era que fracasáramos en esto, no sólo por el fracaso en sí, sino por desilusionar a gente que trabajaba con tanta pasión y dedicación. Y me resonaba una frase que me había dicho un doctor una vez: 'Sólo hay una oportunidad para la primera impresión'", concluyó.