Por: Manolo Lafuente

Por estos dias non sanctos la memoria nos devuelve la inocencia setentista con la

que cantábamos hasta el desgañite “Patria mía, dame un presidente como Alan

Garcia. Y resulta que mirá lo que quedó cuando el tiro del final sí que le salíó.

Y lo que quedará cuando en Córdoba se estrene “La odisea de los giles” filme de

autor de curiosa sinceridad del director Sebastián Borensztein, a pesar de que no

llegó a confesarla como autobiográfica quizás por no necesitarlo para demostrar lo

que se cifra en el nombre a estar por algún integrante del elenco como Luis

Brandoni aunque neutralizado por la presencia de Daniel Aráoz y Rita Cortese.

La sinopsis (que palabra tan feíta) indica que la peli es la historia de un grupo de

amigos y vecinos que pierde el dinero que había logrado reunir para reflotar una

vieja cooperativa agrícola. Al poco tiempo, descubren que sus ahorros se

perdieron por una estafa realizada por un inescrupuloso abogado y un gerente de

banco que contaban con información de lo que se iba a desencadenar en el país.

Al enterarse de lo sucedido, este grupo de vecinos decide organizarse y armar un

minucioso plan con el objetivo de recuperar lo que les pertenece.

Serán giles, pero son sinceros. Porque sin querer queriendo han trazado un

paralelo entre aquellos y estos días ignorando que los que antes fueron víctimas

ahora son victimarios. Siendo funcionales además a funcionarios que lo fueron en

aquellos días de De la Rúa y que son ahora también oficialistas: Bullrich,

Melconian, Menem, Sturzenegger y siguen las firmas que no figuran en los

créditos del filme pero que muy claramente revela que si a esta película ya la

habíamos visto no se entiende como volvimos a pagar semejante entrada

Si el canal fuera Volver, sería con la frente marchita.