Con cada inicio del ciclo lectivo miles de imágenes y videos de niños comienzan a circular por muros de Facebook e Instagram.

Sonrientes o sollozantes, con uniformes o simplemente munidos de mochilas, los pequeños parecen forzados a posar ante impacientes celulares de padres deseosos de compartir aquello que, para propios y extraños cada vez más extraños, constituye una experiencia única.

La situación se repite, con variantes, en cumpleaños, celebraciones patrias o fiestas de fin de año.

Con sólo un click, los padres exponen a sus hijos a un mundo que creen conocer pero sobre el que poco saben: el virtual. Sólo una imagen basta para entregar información muy sensible sobre los pequeños. Peor aún, pueden estar vulnerando el personalísimo derecho a la imagen que nos asiste desde que nacemos.

La práctica se conoce como Sharenting, anglicismo derivado de los términos share y parenting y refiere al acto de subir imágenes de niños a las redes sociales. Mayormente, como un intento de construir una narrativa de paternidad en los medios digitales.

El fenómeno tiende a agudizarse a medida que los celulares tornan parte inexorable de nuestra cotidianeidad. Y muy pocos advierten los riesgos que acarrea, especialmente en términos de robo de información sensible.

Según estadísticas difundidas por la BBC, hacia 2030 el "sharenting" podría costar más de US$870 millones en fraudes en línea, siendo responsable de dos terceras partes de las suplantaciones de identidad en la próxima década.

En Córdoba

El 70 por ciento de los cordobeses comparten en redes sociales fotos y videos de sus hijos, sobrinos, nietos o ahijados.

Así lo indica un estudio realizado por la Defensoría del Pueblo de la Provincia difundido durante la semana.

El mismo relevamiento destaca que un 16,7% de quienes practican sharenting lo hace “frecuentemente” mientras que un 49 por ciento admite hacerlo “ocasionalmente” (cumpleaños, fiestas, celebraciones).

Casi en su totalidad (un 98%) de quienes suben imágenes y videos exponen los rostros de los menores. Un 40% incluso añade el nombre de los pequeños. El 27% de los encuestados admitió que muestra los uniformes y los colegios a los que asisten los niños.

Por otra parte, un 29% exhibe a los nenes desnudos, un acto que torna peligroso ante la gran cantidad de pederastas que navegan por las redes sociales.

Precisamente, un 66 por ciento de los encuestados cree que el acto de compartir imágenes no afecta la privacidad del menor. Más grave aún, un 58% piensa que no afecta la seguridad.