De acuerdo con un informe del Centro de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (Cetyd), sólo el 35% de los trabajadores activos del país tienen capacidad de mantener total o parcialmente su actividad o sus ingresos durante la crisis desatada por la pandemia de coronavirus Covid-19.

Pese a que Argentina está entre los países que más rápido reaccionó a los efectos económicos y del empleo provocados por la crisis sanitaria, según la oficina local de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sólo el 35% de sus trabajadores activos tienen capacidad de mantener su actividad o sus ingresos durante la pandemia.

La crisis afectó en mayor medida a los trabajadores precarizados o del sector de la economía informal, que viven de actividades esporádicas o changas y que viven en un contexto de hacinamiento habitacional y falta de condiciones de cuidado e higiene, que los expone al riesgo de contagio.

Este 1 de mayo, Día Internacional del Trabajador, atravesado por el Covid-19 visibiliza, tal vez como nunca antes, esa enorme rueda de la economía informal que subsiste en forma periférica al sistema y que contiene a empleadas domésticas, repartidores de delivery, cuentapropistas y el eslabón más débil de los monotributistas, en un contexto de fragilidad económica, despidos, suspensiones y bajas salariales que perjudicaron a 309.672 trabajadores, según un reciente informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).

El rol del Estado

Para Cetyd, en el nuevo escenario mundial, el Estado surge como sostén de los ingresos de más de la mitad de la población económicamente activa, con políticas de emergencia "de imposible sostenibilidad en el tiempo" y, por eso, la excepcionalidad obliga a discutir cómo la sociedad recauda sus ingresos, distribuye su riqueza e invierte sus recursos.

La especialista de la Oficina de País para la Argentina de la OIT, Elva López Mourelo, elogió la decisión gubernamental de reforzar los planes sociales y las asignaciones familiares.

Protección social, preservación del empleo, promover trabajo decente y sostener el entramado productivo aparecen como los principales desafíos para el gobierno, a cinco meses de haber asumido y de haber heredado enormes compromisos de deuda con acreedores externos.

Mensajeros, empleadas domésticas, costureras, cuidadoras, jardineros, albañiles, feriantes y revendedores son algunos ejemplos de trabajadores que llegan con mayor incertidumbre a la celebración de este año del Día del Trabajo.

Empleadas domésticas

Días atrás, un informe de la OIT alertó que el empleo doméstico es "uno de los sectores más vulnerables ante la grave crisis provocada por el coronavirus" y detalló que 1,4 millones de esas trabajadoras argentinas están "más expuestas a los riesgos sanitarios y laborales" por el virus.

La Oficina de País para la Argentina del organismo laboral tripartito mundial, que conduce el brasileño Pedro Furtado de Oliveira, señaló que las empleadas domésticas "están en la trinchera de la pandemia y su rol es fundamental para preservar la salud de las familias y las comunidades".

El informe técnico explicó que en el país ese sector representa el 5,6 por ciento del empleo, el 17,4 de las mujeres ocupadas y el 22 por ciento de las asalariadas, aunque existe una elevada tasa de informalidad, ya que 3 de 4 trabajadoras no está registrada y, por lo tanto, no accede a los derechos laborales ni a la protección social.

Jóvenes

Los jóvenes son parte de los grupo sociales en estado de vulnerabilidad laboral: según datos del CIPPEC, 6 de cada 10 jóvenes argentinos que trabajan lo hacen de forma precaria. Muchos estudiantes de universidades públicas solventan su carrera con trabajos precarios, algo que incide en los niveles de terminalidad de los estudios.

En las últimas semanas, las empresas multinacionales de comidas rápidas como Mc Donald´s y Burger King fueron noticia por despidos y rebajas salariales masivas en todo el mundo.

"En esta situación de crisis por la pandemia se está operando un sistema rápido de precarización laboral en toda América Latina. Los niveles son preocupantes, quizás los más altos de la última década", sostuvo en una reciente entrevista con teleSUR, Mónica Bruckmann, socióloga y doctora en Ciencias Políticas por la Universidad Federal Fluminense, de Río de Janeiro.

Fuente: www.telam.com.ar