"Un desafío a lo que parece imposible, pero es posible si hay una inspiración y una visión; una lección de lo que puede hacer una sociedad". Con esa frase, Sciammarella recuerda la misión Apolo XI.

El ingeniero se graduó en la Universidad de Buenos Aires en 1950 y fue director del Laboratorio de Pruebas de Materiales de la Comisión de Energía Atómica. En diálogo con Télam, recordó el momento del despegue del Apolo con "una gran emoción y un alivio en el sentido de que el proyecto tuvo el éxito esperado".

Actualmente vive en en Estados Unidos. Cuando el proyecto Apolo comenzó a desarrollarse, era profesor del Departamento de Ciencia Mecánicas de la Universidad de Florida, en Gainesville.

Con el director de ese departamento, se acercaron al lugar donde radicaba el Proyecto Apolo (en el estado de Alabama) y se pusieron en "contacto con el grupo que estaba a cargo de la parte estructural del cohete propulsor". Así fue que llegaron a un acuerdo para que él presentara una propuesta relacionada con el tanque de combustible líquido del tercer componente del cohete Saturno V".

Tiempo después presentó la propuesta y fue aceptada. "El objetivo fue reducir las dimensiones lo máximo posible para reducir el peso total a un mínimo crítico para poder llegar a la Luna evitando fallas que harían fracasar el proyecto", resaltó.

Afortunadamente, la misión tuvo éxito. 50 años después, Sciammarella se refirió a la hazaña como "una lección de lo que puede hacer una sociedad cuando está guiada por un líder como era John F. Kennedy".