Las denuncias fueron varias. La loma que impedía ver lo que ocurrió del otro lado fue un buen refugio.

Hablamos de centenares de jóvenes que, desde el viernes pasado, primer día del año, sostuvieron durante varios días una fiesta, con bebidas y equipos de sonido potentes, aunque sin los cuidados que la pandemia demanda.

Ocurrió en la localidad de Cuesta Blanca, en el Valle de Punilla. Puntualmente, en la denominada "playa de los hippies".

Los vecinos, no amantes de los ruidos, fueron los gestores de las medidas para impedir el ilegal evento.

El contexto lo marca el reiterado pedido para recuperar el guardamiente del que, en plena pandemia, la actual administración decidió prescindir.