“Yo estaba en casa, escucho el estruendo muy cerca, salgo hacia afuera y cuando salgo él viene corriendo agarrándose la cabeza, todo bañado en sangre, y me dice: mamá, me tiró la policía”.

El duro relato pertenece a Silvia, la mamá de Nicolás Barón Miño, en diálogo con el programa Otra Vuelta de Tuerca de Radio Universidad. Son una familia que vive en barrio Jardín, en la ciudad de San Francisco, y el pasado viernes vivieron una situación conmocionante que ahora Nicolás milagrosamente con vida puede contar: denuncian que el joven, al ser controlado en la vía pública y sin motivos, los policías lo balearon en la cabeza y por la espalda.

Y, aunque vivieron un fin de semana consternados, asustados y confundidos por lo ocurrido, ahora decidieron contarlo y efectuar la denuncia correspondiente.

Es que, según relatan, no pueden entender cómo puede haber terminado con un balazo en la cabeza en momentos en que fue abordado por policías que iban en un móvil, que lo controlaron en la calle y, en medio de maltrato verbal y físico, le dispararon en la cabeza.

En diálogo exclusivo con el programa conducido por el periodista Dante Leguizamón, Nicolás dijo estar con miedo y atemorizado por lo ocurrido. Según relató, había salido a la casa de un amigo a buscar una consola de videojuegos cuando fue abordado por dos uniformados que detuvieron el vehículo oficial para controlarlo en plena calle. Pero, cuenta que solo recibió maltrato verbal y físico hasta ser agredido con el arma de fuego: “Ellos dicen que yo les falté el respeto pero ellos no me dejaron ni hablar. No entiendo como pueden decir eso”, agrega. 

“Yo estaba de espalda, me tira por la espalda, me tira a la cabeza y con malos tratos”, dijo, sin ocultar el enojo y temor por lo ocurrido. Una bala le provocó heridas en la cabeza y de milagro no perdió la vida.

Por su parte, Silvia, mientras repasaba lo ocurrido, recuerda que fue una vecina la que llamó al 101 para contar lo ocurrido y pedir una ambulancia, pero que primero concurrió al lugar otro patrullero que cruzó a paso lento en frente de su vivienda pero que no se detuvo. Y que, en ese marco, siguió de a pie al patrullero pidiendo una explicación: “Explícame que pasó”, le decía la mujer sin que los efectivos se detuvieran en ningún momento el vehículo.

Al llegar la ambulancia, recuerda Silvia, se llegó al lugar el patrullero que participó en el control en que Nicolás terminó baleado y, al ser consultado por la madre, el efectivo que efectuó el disparo habría reconocido lo ocurrido y lo habría justificado diciendo: “Me faltó el respeto”. Esa es la respuesta que relata la mamá del joven por parte del uniformado, cuando ella le preguntó por qué le había disparado a su hijo en la cabeza.

Luego, Nicolás debió ser internado durante dos días y recibió tres puntos de sutura, por una bala que terminó rozando y lastimando su cabeza. Ha tenido dolores de cabeza y en la zona de la herida, aunque afortunadamente está fuera de peligro.

El comunicado de la familia

Me llamo Nicolás Barón Miño tengo 23 años, soy padre de un nene recién nacido, trabajo como empleado de la construcción durante la semana y los fines de semana realizo mantenimiento en loteos de la Ciudad. El viernes a la noche fui una víctima involuntaria de la violencia policial.

Desde que este hecho sucedió, estoy conmocionado y recién hoy puedo empezar a poner en palabras lo que padecí. Mi familia está en el mismo estado que yo, no podemos creer lo que nos tocó vivir. Desde muy chico siempre pensé que la Policía está para cuidarnos, para protegernos y no para otra cosa. Lo que me paso me hace pensar que hasta puede pasar lo peor, pusieron en riesgo mi vida baleándome sin razón alguna.

Voy a tratar de comentar brevemente lo que ocurrió, para que se conozca la situación y el abuso peligroso que realizan algunos policías sin tener en cuenta el más mínimo derecho que tenemos los ciudadanos.

El día viernes a la noche después de ir a visitar a mi hijo Tahiel que está internado en el Hospital Iturraspe acompañado de mi madre llegue a mi casa ubicada en Barrio Jardín calle Catamarca 2735. Luego de llegar a mí hogar me escribí con un amigo que vive por calle Marconi para buscar un videojuego, en ese trayecto me aborda un móvil de la policía provincial, el cual estaba conducido por dos oficiales, uno femenino y otro masculino, los cuales desde el inicio me maltrataron verbal y físicamente. Lo único que atine a manifestar fue, que me trataran con respeto ya que no estaba en infracción alguna. El maltrato  hacia mi persona prosiguió, aumentando su intensidad, hasta terminar en un disparo que impacto en mi cabeza.

Quiero que se sepa que fui una víctima de la violencia de estos efectivos que sin pensar en nada me dispararon a quema ropa. Tengo miedo, mi hermana, mi madre y toda mi familia esta aterrada. Escribo estas simples líneas para que esto no quede sin justicia.