Si el proceso que en la Fiscalía de Cosquín investiga el crimen de Cecilia Basaldúa tuvo una particularidad, fue su escaso avance. Por eso resulta relevante que este martes declare en la causa Mario Mainardi.

Es que el hombre era el propietario de la vivienda de Capilla del Monte en cuyo patio durmió en carpa durante sus últimos días la joven mochilera.

Y también, según remarca la familia de la víctima, quien dio dos versiones distintas a los padres de Cecilia, respecto a la última vez que los vio. El 7 de abril de 2020, tres días después de su desaparición, les llamó por teléfono al barrio porteño de Nuñez, para avisarles que tras "un brote psicótico" se había ido, dejando varias de sus pertenencias.

Ya en Córdoba, en un encuentro les dijo que la había echado de su casa. La sospecha central es que cuenta con un manto de protección.

Basaldúa, a quien la pandemia había sorprendido en Capilla, había llegado escasos días antes de que se declare el aislamiento obligatorio.

Tras pasar unos días en una casa, llegó hasta lo de Mainardi.

El 4 de abril del año pasado fue el último día en que fue vista con vida. Veinte días después, su cuerpo fue hallado con muestras de violencia.

Daniela Pavón , abogada de la familia, no duda: "Desde los primeros días consideramos que es el principal sospechoso. Hay elementos para que esté imputado. Es la última persona que la vio con vida, y recién hizo la denuncia al cuarto día. En su casa se realizó pruebas de luminol, pero ninguna de ellas fue analizada ".

En diálogo con radio Universidad , remarcó que por diversas situaciones vividas, "la Fiscalía ha tratado de blindar la investigación" y "no inmiscuirse en el entorno" de Mainardi.

Consideran "extraña" tanta dilación y sospechan de la actitud de la investigación que comanda Paula Kelm.

"Este hombre (por Mainardi) le regaló un instrumento al hijo de su pareja que era de Cecilia, y pudo salir de Capilla del Monte, en medio del aislamiento, cuando nadie podía salir", concluyó.