Este miércoles el cura Eduardo Lorenzo, quien se quitó la vida el pasado lunes tras ser denunciado de abuso sexual infantil, fue homenajeado en la parroquia la Inmaculada Madre de Dios de Gonnet, de la ciudad de La Plata, el mismo lugar donde el cura había cometido los delitos.

La ceremonia fue encabezada por el Arzobispo de La Plata, Víctor Fernández, quien argumentó que "el objetivo único de la misa es rezar por el consuelo de los familiares del difunto, que están aquí, su hermano y el resto de la familia. Como ha sido un cura de la diócesis ellos tienen derecho a que por lo menos nos reunamos para hacer una oración".

Además expresó: "Siempre se hace la misa en el mismo lugar donde era párroco, donde la gente lo apreciaba. Eso no significa que sea un homenaje".

Sin embargo, la ceremonia fue repudiada por las familias de las víctimas que calificaron el evento como una "provocación" e "insulto".

“Es una reivindicación del encubrimiento. Es una provocación absoluta de la Iglesia, coherente con la postura que viene tomando en el caso. Hacer esta despedida en la iglesia, y en esa iglesia, significativamente en esa, que fue donde hizo el reconocimiento uno de los sobrevivientes (en la causa) es una provocación”, señaló en diálogo con Página/12 la psicóloga Liliana Rodríguez, que acompaña en La Plata la Red de sobrevivientes de abusos eclesiásticos.

Lorenzo -quien fue capellán del Servicio Penitenciario Bonaerense durante 14 años, organizó grupos de jóvenes con los boy scouts y fue párroco de distintas iglesias de Gonnet, Berisso y Olmos- se suicidó el lunes en la sede de Cáritas de La Plata, luego de que la jueza Marcela Garmendia orden su detención.