Saqueos: imágenes del caos, el miedo y la violencia en Córdoba

Hace seis años, el 3 de diciembre de 2013, la ciudad comenzaba a vivir una de sus jornadas más trágicas y caóticas de los últimos años a partir de una huelga policial y saqueos generalizados que obligaron a los propios vecinos a intentar cuidar sus pertenencias frente a un gobierno que no logró frenar la crisis hasta el día siguiente.

En la madrugada del 3 de diciembre el por entonces gobernador de Córdoba, José Manuel De la Sota, partió rumbo a Colombia para participar de un encuentro internacional de intendentes y gobernadores.

Minutos después, se inició el amotinamiento amotinamiento de las fuerzas policiales en la sede del Distrito 5 y luego en casi todas las dependencias.

El motín, fue el corolario de un conflicto que llevaba casi un mes dentro de las fuerzas policiales y que se expresaba mediante manifestaciones de las esposas de los uniformados que reclamaban subas en el básico salarial y una serie de reivindicaciones para sus sueldos y jornadas de trabajo.

Ante la ausencia del gobernador, Oscar González quedó a cargo del ejecutivo y fue quien comandó las primeras negociaciones con los policias, mientras el gobernador, anoticiado de lo ocurrido en su escala en Panamá, iniciaba el regreso anticipado a Córdoba. Entre medio, hubo pedidos de auxilio con Gendarmería al gobierno nacional que no llegaron a tiempo.

El abogado Miguel Ortiz Pellegrini fue quien ofició de negociador representando a los policías ya que, según él mismo dijo, no hubo líderes que condujeran la protesta policial.

Los saqueos a comercios y supermercados se habían iniciado temprano en algunos lugares puntuales, pero fueron generalizandose con el correr de los minutos y durante toda la noche y la mañana del día siguiente.

Las escenas de robos, vecinos armados custodiando y “patrullando” las calles, las bandas de motoqueros asaltando comercios y los enfrentamientos entre vecinos duraron toda la noche.

Finalmente, ya con el gobernador en la provincia, a las 11 de la mañana del 4 de diciembre se logró acordar con los policías sublevados un esquema de mejoras salariales y de condiciones laborales y los uniformados volvieron a trabajar.