Para una persona insulinodependiente, un corte de energía puede ser una complicación. Y más aún cuando se extiende en el tiempo.

Eso le ocurrió y le generó gran desesperación a Marcelo Domínguez, un vecino del barrio Alta Córdoba que atraviesa tal condición hace cuatro años. Comenzó con la restricción generada el viernes, con el temporal ocurrido en la ciudad capital.

Según sus cálculos, tenía en su heladera unos 100.000 pesos en insulina. "Durante todo este tipo pude ir resguardando un poquito; a veces con ayuda de un vecino o un amigo, y así vas cubriendo ciertos huecos", narró.

En diálogo con radio Universidad, dijo que "tenía ese stock, pero tampoco es mucho". Indicó que yo "gasto dos cajas por mes" de la medicación, y lo que tenía contaba con "una reserva para dos o tres meses".

Indignado, adujo: "Me causa mucho apuro que ante cualquier inconveniente pueda quedarme sin insulina. Hablé con algunas personas y me dijeron que hay algunas que son más sensibles, pero que con ésta intente si puede servir".

Definió su condición de salud como "horrible" y que "por eso me enojé tanto". Y concluyó: "Había juntado esto a lo largo de cuatro años".