El Ejército de Sudán dio este jueves un golpe de Estado contra el presidente Omar al Bashir y puso fin a sus 30 años en el poder en respuesta a meses de crecientes protestas populares.

El ministro de Defensa y jefe del Estado Mayor anunció que las Fuerzas Armadas se harán cargo del gobierno del país por un periodo de dos años y bajo una ley marcial, ignorando el reclamo de los manifestantes de una transición civil y democrática.

La caída y arresto de Al Bashir llegaron menos de una semana después de que protestas similares en Argelia derivaran en la renuncia del veterano presidente de aquel país árabe del norte de África, Abdulaziz Bouteika.

En Sudán, miles de personas se han encaminado entre banderas y cánticos a la sentada frente al ministerio de defensa que comenzó el pasado sábado. Según varios testigos, numerosos vehículos militares se han posicionado en lugares claves de la capital.

Los sudaneses celebran la caída del presidente Al Bashir

Juntas, las manifestaciones constituyen una segunda oleada de protestas ocho años después de los levantamientos de la llamada primavera árabe, que terminaron echando del poder a varios líderes autoritarios en África y Medio Oriente. Pero al igual que en esas revueltas populares de 2011, las nuevas manifestaciones se enfrentan ahora a una dinámica similar: una lucha tras la remoción del líder.

Luego del anuncio del golpe, los organizadores de las protestas prometieron continuar con sus marchas hasta que se forme un gobierno de transición civil. Decenas de miles de personas permanecían este jueves en una sentada de protesta iniciada hace seis días frente al cuartel de la Comandancia General del Ejército en Jartum, la capital.

Mientras la oposición denuncia que se trata de un golpe militar del propio régimen para perpetuarse en el poder, después de casi cuatro meses de protestas en las calles.

Antes de que se difundiera la noticia, la agencia nacional de seguridad había anunciado la puesta en libertad de los presos políticos del país, algunos de ellos encarcelados durante las recientes manifestaciones.

Al Bashir, de 75 años, es considerado un dictador soberbio y despiadado y tratado como un paria por la comunidad internacional. Cuenta con dos órdenes internacionales de arresto por genocidio de 2009 y 2010, y por crímenes de guerra y contra la humanidad por las atrocidades cometidas en la región de Darfur.

Fuentes: Télam, Euronews