De repente, porque hay que frenar un virus con distancia social, un día te encontrás con que tenés que realizar tus tareas habituales pero desde tu casa, algo que no tenías previsto. De hecho son muchas las viviendas que no tienen un lugar específico para hacer home office.

Por estos días todas las empresas que facilitan y comercializan servicios relacionados con el teletrabajo están comunicando al respecto. Ayer me llegó una comunicación de HubSpot –una reconocida plataforma de inbound marketing- en la cual destacan que el 30% de los trabajadores a nivel global ha trabajado mediante esta modalidad alguna vez en su vida. Fantástico, pero esa misma afirmación implica que 7 de cada 10 laburantes, nunca hizo home office. Y ahora, ¡todos debemos hacerlo! y no sabemos durante cuánto tiempo será necesario.

Es una extraña sensación por la que pasé hace unos seis años, por lo cual espero que algo de mi experiencia te sea útil.

En primer lugar tuve que escoger un lugar de la casa para colocar un escritorio, y no es una elección menor. Vas a pasar varias horas de tu día en ese exacto sitio. Por lo cual debe ser un espacio en el que te sientas lo mejor posible. No todos los ambientes nos agradan de la misma forma. Si podés mejorarlo en su estética, mucho mejor. Una mano de pintura, un par de objetos que aporten a la ambientación, cuadros, fotos, todo aquello que te agrade. Tema fundamental en este punto, elegir un espacio con buen nivel de iluminación. Cerca de una ventana por ejemplo, de lo contrario que puedas iluminarlo con luz artificial.

Inmediatamente pensé en mi conexión a internet. “Necesito que no me falle”, obvio. Por aquella época no contábamos aun con las redes móviles 4G, por lo cual una buena conectividad solo era posible mediante banda ancha. En mi caso contraté dos servicios, para tener uno de back up. Hoy no es necesario, con una banda ancha de 50 megas estarás sobrado y por las dudas, te recomiendo tener datos disponibles en el celu para compartir conexión con otros dispositivos. 

Por entonces descubrí que la notebook es muy práctica para moverse pero que para pasar varias horas de trabajo, lo mejor es conectarle un teclado, un mouse y un monitor (a la altura de los ojos) ya que esto contribuye a mantener una posición corporal que no nos provoque dolores oseos y musculares.

Un accesorio indispensable resultó ser el auricular con micrófono. En esta nueva modalidad las reuniones virtuales se vuelven una rutina y con parlantes y el micrófono de la notebook no se obtiene buenos resultados.

Luego llega el tiempo de establecer rutinas y horarios. Cuando te acostumbrás a que el escritorio está de paso, corrés el riesgo de no desconectarte nunca y realmente no es saludable. Fijar horarios para iniciar y finalizar la jornada es de suma importancia. Y sobre este punto es muy importante que todos los habitantes de la casa estén en conocimiento. Fundamentalmente porque a los niños suele ser complicado hacerles entender que si bien papá o mamá ahora están en casa más tiempo, no significa que estén de vacaciones y disponibles para jugar, aunque está bueno dedicar alguna pausa solo para eso. 

Si el espacio de trabajo tiene puerta y puede permanecer cerrada te ayudará mucho a poder concentrarte, al menos en los primeros días, vitales para generar hábitos, tanto los que vas a necesitar incorporar personalmente como los que habrás de generar en tu familia.

Finalmente y para recordar: la paciencia y el diálogo (casi) todo lo pueden. ¡A no desesperar!