Los muchachos ingresaron en el sitio ubicado en Villa Allende donde se alza una altísima torre de telefonía móvil. Allí funcionan equipos de las tres empresas que prestan servicio en nuestra provincia: Claro, Personal y Movistar. La intención era sustraer las baterías que brindan sostén energético a los equipos.

Esta vez tuvieron la mala suerte de que todos los sistemas de prevención funcionaron a la perfección. La alarma, el monitoreo, las cámaras, el aviso a la Policía y la reacción de los efectivos. Robo abortado y dos personas detenidas.

Lejos de ser un hecho aislado desde la industria revelan que registran cerca de mil eventos de características similares cada año. Entre robos de baterías, rotura de equipamiento y cortes de fibra óptica con la intención de sustraer el cobre (que en la fibra no existe por cierto).

“Esto afecta no solo a los tres grandes operadores de telefonía, también a los cientos de proveedores de internet que hay en el país”, revela Alejandro Quiroga López, director de Asuntos Regulatorios e Institucionales de Claro. “Lo preocupante es que suceda además en este tiempo de aislamiento preventivo ya que no tenemos las mismas facilidades para acudir a los sitios, reponer los equipos y hacer la reconexión de fibra”, añade.

Con relación a los robos de baterías de las radio bases el ejecutivo señala que se trata de equipos que “hacen de soporte energético cuando se producen cortes de energía eléctrica o cuando hay subidas y bajadas de tensión en la línea, para el servicio las baterías son muy útiles pero no sirven para un auto, para dar electricidad a una casa ni para ningún otro tipo de actividad, el valor de reutilización es muy bajo pero el daño que produce es muy grande”, concluye el ejecutivo.