Donald Trump y Xi Jinping, los presidentes de Estados Unidos y la República Popular China, mantuvieron un encuentro clave para la economía mundial, por los desacuerdos que dividen a estos países en la materia.

La reunión más comentada del G20 estuvo atravesada por la cuestión comercial, que tiene a ambos países en vilo desde que Trump inició una guerra arancelaria al gravar las compras de acero, aluminio y otros productos chinos por cerca de 250 mil millones de dólares, y amenazó con poner cargas tributarias por otros 267 mil millones, lo que terminaría por arancelar todas las importaciones del gigante asiático hacia los Estados Unidos. China, por su parte, no se quedó atrás y también gravó las importaciones estadounidenses hacia su país.

El objetivo de Donald Trump con el nuevo cuadro arancelario para China es reducir el déficit en la balanza comercial que se sostiene desde 2017, sumado a que el país asiático fue el principal socio comercial de los Estados Unidos en importaciones (incluso por encima de México y Canadá), y la disputa en el escenario internacional que mantienen ambos países, convirtió a China en el blanco ideal para las políticas proteccionistas del presidente Trump.

El encuentro

Al finalizar la cena, sin brindar declaraciones, Donald Trump partió junto a su comitiva hacia Ezeiza para regresar a Washington. Larry Kudlow, asesor económico del magnate, fue quien destacó que el mitin fue "muy bueno".

De acuerdo a información divulgada por la agencia estatal china, Xi Jinping pidió a Trump que ambos países asuman la responsabilidad de promover la paz, el desarrollo y la prosperidad, pero desde el marco de la cooperación como mejor herramienta para tal fin.

A pesar de los intentos argentinos y canadienses de mediar en esta situación, la posición de los mandatarios es, hasta el momento, inflexible: mientras que Donald Trump brega por el proteccionismo y el privilegio de la manufactura estadounidense, Xi Jinping propone la apertura comercial para poder introducir sus productos en el mercado mundial.

Sin embargo, se habría acordado que desde el 1 de enero no se impondrían aranceles adicionales y continuarían las negociaciones, según comunicaron en la televisión estatal de China.